Sabíamos ya que el PNV esta dispuesto a seguir gobernando en contra del Parlamento. Ni Ibarretxe quiere solicitar la cuestión de confianza a pesar de no contar con votos suficientes en la cámara ni desea negociar con la representación de los ciudadanos un programa distinto del que pacto con los secuaces de ETA. La oposición no logrará desbancarle mediante las mociones de censura ya presentadas (el Reglamento exige mayoría absoluta para que sea efectiva la alternancia por este procedimiento), pero conseguirá más votos que los que apoyarán al lehendakari provicional. A pesar de todo, el PNV quiere hacer perdurar la situación de parálisis institucional con el fin de mantenerse todo el tiempo posible en el entramado económico-político que lleva veinte años gestionando.
Ahora, además, sabemos que está dispuesto a despreciar al Parlamento. En contra de toda lógica, y convirtiendo la institución en el escenario de la astracanada política, pretende ahora, haciendo uso del voto de calidad del presidente de la cámara, que el pleno propuesto por Ibarretxe para debatir las iniciativas de su agonía política se celebre antes de la discusión y votación de las mociones de censura. El ridículo acentúa el agotamiento político del PNV porque lo único lógico es que, tramitadas las mociones, sean la primera cuestión a debatir en pleno. Si no les da viergüenza a ellos mismos, tampoco su desfachatez evita la protesta de los ciudadanos por tanto abuso.
Servicios
- Radarbot
- Libro