Antes de saber si otro demócrata le sucederá en la Casa Blanca o si el gobernador de Texas George Bush será el nuevo presidente de Estados Unidos, Bill Clinton tenía ya garantizada una manera de seguir en la vida política, a través de Hillary Clinton, quien ha hecho historia esta madrugada al convertirse en la primera mujer de un presidente norteamericano que se postula y gana un escaño en el Congreso.
Los norteamericanos que se declaraban cansados de Clinton tendrán que armarse de paciencia con una nueva versión femenina cuyo cargo no es para cuatro, sino para seis años y, muy probablemente, servirá para abrirle el apetito a una futura carrera presidencial.
Pero Bill Clinton tendrá otras funciones que las de senador-consorte y asesor de una futura candidata presidencial: dará conferencias para cobrar los millones que debe aún a sus abogados y se dedicará, en una escala mucho mayor, a las aventuras internacionales, como un nuevo Jimmy Carter corregido y aumentado.
Su próximo objetivo es, probablemente, el Premio Nobel de la Paz. Este año se le escapó.
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