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Los periodistas se han convertido en una de las obsesiones del terrorismo nacionalista. Una obsesión inducida, con prolegómenos. Por supuesto que Pepe Rei actúa, cuanto menos, con fuentes privilegiadas de la dirección etarra, y su periodismo de investigación es de los que donde él pone el ojo otros ponen la bala. La nueva Eta está formada por terroristas de bajo coeficiente intelectual y parecen necesitar las consignas muy desmenuzadas, los nombres muy claros y los explosivos dispuestos para explotar. Los periodistas a los que se ha intentado asesinar han sido antes señalados por Pepe Rei. ¿Sólo? En esto la primicia la dio Xabier Arzalluz. El que los periodistas hayan sido situados en el punto de mira de Eta es, en muchos sentidos, un logro --directo o indirecto-- del presidente del PNV.

Antes que Pepe Rei en “Ardi Beltza” la zarabanda la inició Arzalluz desde “Deia” calificando a los periodistas críticos con el nacionalismo de Brunete mediática o asimilándolos a los grupos alzados en el 36 --entre los que se encontraba el padre de Arzalluz, por cierto--, sin cañones. El vídeo de Rei contra la libertad de expresión por ser altavoz de Interior es la plasmación gráfica de un guión escrito antes por Arzalluz. Caín se identifica ya tanto con el Abel nacionalista que no sólo asesina a Ernest Lluch por querer entenderse con el PNV, también cree servir a los demonios familiares de Arzalluz.