La esencia de la oposición al mal llamado Plan Hidrológico es el temor a que el agua se trasvase. El hecho de que el agua pueda “saltar” de una cuenca a otra se considera antinatural. Es un desafío a la ley de la gravedad. Se trata de un modo de pensar bastante irracional. El agua del grifo es normalmente el resultado de un pequeño trasvase, pues no suele venir por gravedad. Cuanta más agua se retenga en trasvases, embalses, canales, bancales, acequias y terrazas más humedad habrá en el ambiente. España será un desierto si no se acometen los trasvases.
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