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Existe, al parecer, un nacionalismo español. Lo vienen detectando Xabier Arzalluz y Jordi Pujol. Cosa rara que los nacionalistas denuncien un nacionalismo, porque en ellos lo normal es hacer declaraciones conjuntas. Nada tan curioso que un nacionalista vasco siempre ande preocupado por las cosas de Cataluña y un nacionalista catalán de las del País Vasco.

¿En qué consiste ese nacionalismo español rampante tan rápidamente diabolizado? ¿Tiene algo que ver con esa cruzada antinacionalista de Cebrián que ya ha costado ochocientos muertos... de cruzados? ¿Es que alguien ha salido definiendo el Rh de la pura españolía o la identidad católica del ser español? ¿Es que alguien está reivindicando a los españoles de allende el mar como miembros de la nación lingüística común, como Arzalluz pretende Navarra, dixit Sabin Arana?

Sí existe el nacionalismo vasco y el catalán, pero no hay a día de hoy ningún brote relevante de nacionalismo español, salvo como reclamación de subliminal complejo de culpa de los exfranquistas tipo Cebrián, Tusell y Haro Tecglen.

Lo que resulta más curioso de los nacionalistas periféricos es que no sólo quieren separarse, además quieren que los demás les comprendamos y les amemos, pues cualquier defensa del sentido común, de la libertad y de los derechos personales, agredidos con tanta frecuencia por los nacionalistas, es una forma de nacionalismo español. Manipulación semántica. Proyección de mala conciencia. Mentira dialéctica. Falta de rigor intelectual. Patraña sobre patraña. Falacia sobre falacia. Rollo macabeo.

En España

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