La incógnita se ha despejado y Ence ya tiene socio de referencia, o sea, núcleo duro. Se trata del consorcio formado por Caixa Galicia, Banco Zaragozano y Bankinter, tal y como quería el presidente de la Xunta gallega, Manuel Fraga Iribarne, quien durante todo el proceso estuvo presionando para que este grupo obtuviera la adjudicación. Y es que Ence tiene muchos intereses en esa comunidad autónoma y Fraga piensa que la mejor forma de protegerlos es que uno de sus accionistas principales sea gallego. Y nada mejor que la Caixa que, como todas las cajas de ahorros, está controlada por el Gobierno autonómico.
El precio acordado para la entrada del núcleo duro es el mismo que se fije para el tramo institucional de la OPV, más un 10% como prima por hacerse con el control de la compañía. El acuerdo es bueno, siempre y cuando no haya pactos ocultos entre el presidente de la Sepi, Pedro Ferreras, y los accionistas de referencia, como sucedió en el caso de la privatización de Iberia.
Lo que no está muy claro es si la opción por la que finalmente se ha decantado Ferreras es, precisamente, la que satisface al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de quien depende, en última instancia, la Sepi. De hecho, Montoro teme que la entrada de entidades financieras sea, sobre todo, una inversión con carácter especulativo, esto es, para permanecer en el capital de la compañía durante unos años y luego salir y recoger plusvalías. Ésta es una política muy habitual en el BSCH, al que pertenece Bankinter, como demostró en el caso del banco estadounidense First Fidelity o, más recientemente, con Airtel, y lo que le preocupa a Montoro a medio y largo plazo es la permanencia del núcleo duro en la compañía. Desde esta óptica, ¿está de acuerdo Montoro con la decisión de Ferreras? ¿Se llevará una nueva sorpresa como en el caso de Iberia? ¿Tendrá que tomar medidas adicionales, además de ponerle a un controlador, como es el nuevo consejero delegado de Sepi, Pablo Oliveras? El tiempo lo dirá.
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