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Tiene razón Rodríguez Zapatero cuando dice en El Mundo que la libertad de expresión atraviesa en España, gracias a José María Aznar y sus gobiernos, uno de sus peores momentos desde la Transición. Y tiene razón Arenas cuando denuncia el "cinismo y el doble juego de Zapatero". En realidad, por mucho que unos y otros se insulten, siempre se quedarán cortos. El grado de abyección legal y moral a que ha llegado el Gobierno del PP supera cuantitativamente al del PSOE de González. Pero Zapatero supera cualitativamente la abyección de González y la de Aznar, porque no sólo está haciendo la misma política felipista de servilismo ante Polanco sino que tiene la cara dura de reprochársela a Aznar, sin citar naturalmente jamás quién es el beneficiario de las fechorías aznaristas, cuando de Polanco se trata. Si es Berlusconi, sí, porque también Polanco ha encontrado en él la coartada perfecta para seguir sacando ventaja del Gobierno y encima hacerse la víctima. No en balde Polanco es amigo y cómplice de Arzallus, maestro en el género.

Pero que Arenas le recuerde el antenicidio a Zapatero cuando ellos están incumpliendo y dejando incumplir desde hace dos años y medio la sentencia del Supremo que obliga a Polanco a devolver esas emisoras bate casi todas las marcas de la desvergüenza. Casi, porque unos y otros, PP y PSOE han competido en mendacidad y corrupción al entregar a Polanco el monopolio de la televisión de pago, en condiciones incondicionales pero que todavía el PSOE consideró demasiado duras para el Amo, sin darse cuenta de que éste sólo fingía quejarse, porque las condiciones las había puesto él.

Arenas recuerda que el PSOE envió al Fiscal General del Estado contra los medios de comunicación. No quiere recordar que fue contra El Mundo aunque en ese diario ha hecho como que denunciaba las fechorías liberticidas del PP el desvergonzado sucesor de González. Es que el desvergonzado Secretario General del PP sabe cómo en muy poderosos ámbitos del PP se ha apostado descaradamente por la defenestración de Pedro J. Ramírez a manos de Berlusconi. Naturalmente, si se produjera, Zapatero sería el primer cocodrilo en el sepelio.

Sobre los despojos de la libertad de expresión, los buitres dan lecciones de moral. Nauseabundo escenario. Repugnante espectáculo.

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