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Federico Jiménez Losantos

Que cada polanco aguante su vela

Lo que quieren los clubes de fútbol “pobres”, no menos manirrotos y endeudados que los “ricos”, es que los contribuyentes les evitemos la quiebra. A través de los ayuntamientos, las comunidades autónomas y las televisiones públicas, es decir, a través de nuestros impuestos, los ciudadanos estamos subvencionando un inmenso negocio en el que lo único legal son los goles, curiosamente lo único que se discute. Pero los presupuestos son falsos; las deudas, insondables; los contratos, ocultos; el dinero, negro; y los gestores, con pocas o ingenuas excepciones, suelen ser comisionistas, vanidosos o simplemente irresponsables. Todos, desde los jugadores a los presidentes, viven por encima de sus posibilidades y deben tanto dinero que, al modo argentino, ya se han declarado en default. Ahora quieren que, entre el monopolio que el Gobierno le ha regalado a Polanco y el monopolio paralelo de la competencia ilegal que forman las televisiones públicas, se echen a suertes quién les paga la ruina presente y les permite mantener en el futuro su rumboso tren de vida. Esa es la cuestión.

Pues bien, si los clubes son empresas en quiebra, que quiebren. Si no se ponen de acuerdo en quién juega la Liga, que no la jueguen. Si los equipos grandes quieren hacer una miniliga por su cuenta, que la hagan. Y si Polanco quiere gastarse lo que gana en El País ayudando desde Sogecable a Audiovisual Sport para pagarles a los clubes lo que no son capaces de recaudar, allá Polanco. Lo que de ninguna manera cabe admitir es que el dinero de todos los contribuyentes, les guste o no les guste el fútbol, sirva para financiar ese inmenso tinglado de vanidades y corrupciones que es el fútbol profesional. El déficit de las televisiones autonómicas o de RTVE no debe financiar los sueldos astronómicos de ronaldos y zidanes, pavones y valerones, guardiolas y valdanos, porque si en el campo sólo juegan once, hay que ver cuantísima gente cobra del fútbol sin jugar.

El problema de la Liga española no es distinto del de Alemania, Inglaterra o Italia: gastos por encima de los ingresos a cuenta de unos derechos de televisión que están gastados antes de que empiece la temporada, y la siguiente, y la siguiente. Gómez Angulo nos hace temer lo peor cuando ha dicho que el Gobierno defenderá el “interés general”, lo que nos recuerda la venturosa época en que este gobierno decía que el “interés general” en materia futbolística consistía en que para ver el Madrid-Barça no hubiera que pagar a Polanco. Por favor, que no nos vengan con más intereses generales y que los intereses particulares, muy legítimos se defiendan como puedan y dentro de la ley, pero por su cuenta, sin saquear el Erario. Aquí, que cada polanco aguante su vela.

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