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De pronto, al PSOE le han entrado unas prisas tremendas por disolver el nuevo Ayuntamiento de Marbella. De súbito, la defenestración del neonovio de la Pantoja ya no le parece un ajuste de cuentas dentro del gilismo, sino, como dice el ya ex-alcalde, un "golpe de Estado de Jesús Gil". De buenas a primeras, Gil ya no es un socio aceptable para las candidaturas de estabilidad y de progreso en diversos ayuntamientos andaluces sino un cáncer de la democracia española, cuya supervivencia exige la drástica disolución del consistorio marbellí. Gobierno y Parlamento españoles tienen que ponerse a disolver de inmediato ese Ayuntamiento en el que, de creer a Chaves y sus cuates, ocurren cosas tremendas.

¿Pero qué cosas son éstas? ¿Qué tres socialistas recientemente elegidos en las listas del partido de Pablo Iglesias y Roldán han roto la disciplina de partido y no votan en sintonía con sus jefes? Algo muy parecido sucede en Madrid, donde dos socialistas, recientemente elegidos en las listas del partido de Negrín y Corcuera, no obedecen a Simancas y Zapatero. Sin embargo, el PSOE y su tronitonante claque mediática llevan meses tratando de impedir que los madrileños puedan volver a las urnas para desbloquear una situación creada por los socialistas de todas las tribus. Tal es su empeño en que no se disuelva la Asamblea de Madrid que han sido capaces de liarse la manta a la cabeza y vulnerar varios artículos del Código Penal para espiar al PP de Madrid a ver si encontraban una supuesta trama delictiva que les absolviera de sus errores, líos, corrupciones y desastres.

¿No es más grave lo que pasa en muchos municipios vascos por la política de terror implantada por los nacionalistas y, sin embargo, el PSOE nunca ha pedido que se disuelva nada? ¿No es más importante la Comunidad de Madrid que el municipio de Marbella? ¿A qué vienen estas prisas? ¿O es que quieren presentar a Ruth Porta para alcaldesa de Marbella y así resolver sus problemas de listas en Madrid? Estos progres añejos del Clan de la Tortilla no es que tengan dos varas de medir, es que ni miden, ni calculan, ni meditan, ni piensan. Instalado en la doble moral, el PSOE no ora, pero, evidentemente, "embiste cuando se digna usar de la cabeza". ¡Qué peligro tiene! ¡Qué peligro!


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