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Federico Jiménez Losantos

Primero los afrentan y ahora se molestan

Rubalcaba, siempre heroico, ha dicho que Argyros ha hecho un “desaire al Rey”, escondiéndose detrás del inquilino de la Zarzuela para disimular las fechorías del inquilino de la Moncloa

Aunque la nómina de inútiles e incapaces en el Ministerio de Asuntos Exteriores durante las dos últimas décadas es tan extensa como intensa, sería injusto no conceder un lugar de privilegio a Moratinos en lo suyo, que son los desatinos. Por lo visto, este funámbulo de la diplomacia, íntimo amigo del terrorista Arafat, que debutó en la escena hispano-exterior escribiéndole un horripilante discurso del Rey para la Knesset israelí durante la vista del 92, con Solana de inquilino en el Palacio de Santa Cruz, cree que se puede insultar, agredir, traicionar y afrentar a los USA y que, encima, su embajador debe ofrecer la otra mejilla para que se la partan. En realidad, después de la llamada a la deserción de las tropas de la coalición de Irak hecha por Zapatero en Túnez, lo normal hubiera sido que Bush llamara a consultas a su embajador o pusiera a caldo al español en Washington. Nos salvaron las elecciones, que tienen muy ocupado al Presidente de aquella república. Pero ya iremos pagando la factura de nuestra cobardía y de nuestra traición. La pena es que la paguemos todos y no el PSOE y sus aliados, que son los responsables.
 
Zapatero, siendo jefe de la oposición, se negó a levantarse al pasar la bandera norteamericana en el desfile del año pasado. Zapatero, siendo presidente del Gobierno, expulsó del desfile a los norteamericanos, pese a ser el cuarto país hispano del mundo y teóricamente nuestro principal aliado militar. En la práctica, los USA, por culpa de la demagogia socialista, es ya el aliado preferente de Marruecos, nuestro gran enemigo. Por lo visto, Moratinos quiere fingir ahora que nuestras relaciones con los USA son normales –igual de normales que las de Chávez, por ejemplo– y que el embajador norteamericano ha cometido una descortesía por no acudir al desfile de donde echan a sus tropas o a la recepción del Rey, que lógicamente acata los dislates del Gobierno de turno. Rubalcaba, siempre heroico, ha dicho que Argyros ha hecho un “desaire al Rey”, escondiéndose detrás del inquilino de la Zarzuela para disimular las fechorías del inquilino de la Moncloa. Qué banda. Pero TVE ocultó cuidadosamente las muchas banderas norteamericanas que llevaban jóvenes del público asistente al desfile. O sea, que primero los afrentan y ahora los increpan. Y encima utilizan al Rey como burladero. Empiezan a estar a la altura que históricamente cabe esperar del PSOE. Bueno, incluso por debajo de Felipe González en su segunda etapa, pero al nivel del Felipe González mexicano, el actual, que es el que marca la línea de política exterior que empezamos a tener: entre Fidel Castro y Cantinflas.
 

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