La otra cara del Plan Ibarreche, es decir, la continuidad de la cara dura, pétrea del lendakari son las bombas de la ETA. Nunca ha habido diferencia moral, sino mero reparto de papeles o simple división del trabajo entre los que sacuden el árbol y los que recogen las nueces, pero esa diferencia es ahora menor que nunca. Nunca se ha parecido tanto el PNV a la ETA, nunca se ha acercado más a su insolencia y a su desprecio por la vida de los que no son de su tribu. Por eso mismo, nunca la ETA se ha parecido más al PNV, de donde salió adonde de una u otra forma está volviendo. Si Ibarreche encabeza un proceso revolucionario, ¿cómo va a dejar de apoyarlo la ETA? Si la ETA da al PNV la mayoría parlamentaria justita que necesita su plan, ¿cómo va el PNV a disolver Batasuna y a combatir a la ETA? Jamás lo ha hecho realmente en serio. Ahora, ni por equivocación.
Federico Jiménez Losantos
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Y todo en este plan
Cuando el aparato mediático zapaterista, dispuesto siempre a creerse y hacernos creer lo que le conviene ya había proclamado prácticamente la tregua etarra, zas, bombazo
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