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Pablo Planas

'La Roja' en el Camp Nou y el caso Piqué

Piqué está esperando al 27-S para alistarse en un equipo nacional catalán. O al menos es lo que se infiere de su participación en las jaranas separatas.

Piqué está esperando al 27-S para alistarse en un equipo nacional catalán. O al menos es lo que se infiere de su participación en las jaranas separatas.
EFE

La Real Federación Española de Fútbol, Vicente del Bosque y Shakira no están dispuestos a consentir que se pite a Gerard Piqué, defensa central de balompié, enorme jugador de póquer y gran partidario del proceso separatista. Piqué no se siente español y no tiene el más mínimo reparo en expresarlo con contundencia. Entre otras cosas porque hacer befa y mofa de España le resulta más rentable en Cataluña que mostrar respeto por su nación y su selección, la española, en la que no paga para jugar precisamente.

Con ocasión de la final de la Copa del Rey, Piqué, Iniesta y Xavi Fernández, entre otros peloteros, mostraron su solidaridad, comprensión y respeto con y por quienes pitaron el Himno Nacional. En cualquier país de alrededor, Francia, Andorra o Portugal sin ir plus ultra, habrían dejado de convocar a los futbolistas que manifestaran semejante muestra de aprecio por el desprecio a los aficionados españoles, al fútbol español y a España, una vieja nación, que dirían ellos mismos.

En consecuencia, muchos asistentes a los entrenamientos y partidos de España han dado en silbar a Piqué, un joven más propenso a meter la pata en el sentido figurado que en el real. A los partidarios de la Selección Nacional e incluso de la Roja no les gusta que el último hombre antes del portero en su equipo tenga por España la misma consideración que ellos por su rival de turno, sea Macedonia, la pérfida Albión o el simpático combinado de Luxemburgo. El público es así y ejerce la libertad de expresión como le place, sea pito o abucheo. Como se dice, o más bien se decía en el comercio, el cliente siempre tiene razón.

Lo grande del caso es que ante la inquietud de la grada cada vez que Piqué toca la pelota, no fuera caso que le diera por meterle un gol a España como pretende su líder Artur Mas, la federación, el entrenador, el entorno y la plantilla (que parece fija) han determinado que no juegan en el Santiago Bernabéu (Madrid) para proteger al stopper. Ojo al piojo. El tipo que escupe a los amigos charnis, insulta a los árbitros y amenaza a los guardias que osan calzarle una multa cuando aparca en doble fila porque le aprietan las ganas de jugar a las cartas a las cuatro de la mañana necesita protección.

¡Por favor! Eso es tan absurdo como decir que Eric Cantona o Vinnie Jones necesitan guardaespaldas. Piqué, como el Pipita Higuaín, se vale y se sobra para hacer frente sin problemas, pero con su pandi, al coleguita que les reprocha que estén de fiesta a las seis de la mañana. Sea como fuere, don Vicente del Bosque, marqués del centro del campo, el amigo (de Blatter) Villar y los asesores de la federación han decidido que el partido contra Inglaterra previsto para el 13 de noviembre en el antecitado estadio Bernabéu, en el caso de que España se haya clasificado para la Eurocopa, se dispute en el José Rico Pérez de Alicante, a cuya parroquia juzgan menos hostil a Piqué que la del Real Madrid.

Resulta raro de narices que el bienestar de un futbolista pase por escuchar más o menos pitos, pero todavía es más extraordinario que el míster se niegue a disputar un partido en un recinto deportivo de la capital del Reino para preservar la estabilidad emocional de un defensa central. En Madrid viven y trabajan un montón de forofos de España, sea la Selección o la Roja, mientras que Piqué está esperando al 27-S para alistarse en un equipo nacional catalán. O al menos es lo que se infiere de su participación en las jaranas separatas.

Si de verdad Del Bosque quisiera proteger a su defensa central preferido, si tanto le preocupara su estado anímico, si tan encendido estuviera por la actitud de los socios de su equipo, si tan grande fuera el escarnio que considera que ha recibido Piqué, qué mejor que un partido de la Roja en el Camp Nou, el feudo del chavalote, el escenario en el que el aludido grita ¡puta España, puta Madrid! Desde 1992 que no se celebra un partido de España en el estadio del F. C. Barcelona. Hubo que organizar unos Juegos Olímpicos para montar tan insólito evento. ¿Qué mejor reparación para Piqué que jugar con la Roja en su casa? A ver si hay lo que debiera haber. ¿Marqués?

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