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Pablo Planas

El "Parlament" es una tómbola

Vistas las reacciones "estatales", Puigdemont, Junqueras, Forcadell y los gabrielinos de la CUP tienen vía libre, semáforo verde y puerta grande.

Algunos diputados de Junts pel Sí fueron vistos tomándose una paella en la Barceloneta después de aprobar en sede exparlamentaria el "inicio de la desconexión". Tras pasarse la ley por debajo del arco del triunfo (Arrimadas dixit), sus desconectadas señorías no parecen muy conscientes (ni orientadas) de la gravedad de lo ocurrido en un hemiciclo roto, en una cámara fuera de la ley, en una institución pirata que ha perdido toda legalidad y representatividad al interponer una triquiñuela reglamentaria a una interlocutoria del Tribunal Constitucional para desobedecer sin tapujos, con ostentación y alevosía.

Y si no parecen conscientes es porque que nunca pasa nada, porque sus actos no tienen consecuencias, porque están protegidos por la inmunidad y la impunidad parlamentaria y se amparan en la debilidad del Estado y en el "laissez faire" del Gobierno en funciones, que se reúne con los golpistas para facilitar que el Estado financie el golpe contra el Estado.

Dadas las circunstancias, la insumisión de la que se jactan los diputados de Junts pel Sí y las diputadas de la CUP es una sobreactuación. Igual que lo de Puigdemont, que se reúne con el Rey para entregar los despachos a los nuevos jueces y luego vota en el parlamento regional contra la Justicia, contra España y contra el Rey. Exactamente por ese orden.

Lo sorprendente de la sesión en la cámara regional no es que Ciudadanos y el PP la abandonaran mientras los separatistas ponían la institución al margen de la legalidad democrática, sino que volvieran una vez cometida la tropelía y continuara el pleno con absoluta normalidad, como si no hubiera pasado nada, en plan la vida sigue y es una tómbola.

Vistas las reacciones "estatales", Puigdemont, Junqueras, Forcadell y los gabrielinos de la CUP tienen vía libre, semáforo verde y puerta grande. Pedro Sánchez insiste en reformar la Constitución para satisfacer a los separatistas y Soraya Sáenz de Santamaría avisa de que recurrirán al Constitucional. Vaya miedito, comentaban los diputados mientras sorbían las cabezas de las gambas. Y brindaron por la república catalana y el arroz bomba.

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