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Agapito Maestre

Sánchez y su ‘facherio’ contra Vox

Estigmatizar a Cs y PP escupiendo contra Vox es toda la inteligencia del Gobierno para mantenerse en el poder.

Estigmatizar a Cs y PP escupiendo contra Vox es toda la inteligencia del Gobierno para mantenerse en el poder. Girauta ha desmontado esa estrecha estrategia con un sencillo chascarrillo popular: "Nada tiene que ver el culo con las témporas". Pues eso, los socialistas, los comunistas, los separatistas y los filoterroristas hacen el ridículo cada vez que llaman "facha" a Santiago Abascal. El vocablo facha, como dice mi ilustrado amigo Amador Rego, es propio de gentes de pocos recursos de lenguaje, vamos que no han pisado las aulas y han leído pocos libros, y sobre todo que tampoco saben lo que son ellos mismos. Es una expresión muy vulgar que dice muy poco de quien la pronuncia. Es como cuando dicen "hijo de puta", otra vulgaridad, porque entre esos hijos quizá haya grandes hombres, al igual que sus madres bien pudieran ser grandes señoras en el ejercicio de su profesión.

El problema no termina con los partidos políticos de la llamada izquierda, o sea, con la izquierda que se apoya en los golpistas de Cataluña, sino que es la gran estrategia de todos los grandes medios de comunicación de España. Escupen la palabra facha contra Vox para despreciar a Cs y PP. Todo vale para unos medios que tienen más miedo que vergüenza. La prensa independiente ha desaparecido de España. Casi todo es prensa de partido. Ni siquiera en los medios más decentes pueden prescindir de esos periodistas, en realidad, son militantes de la mentira y el engaño, que cierran los ojos ante la realidad llamándole facha a todo el que pasa por allí. Basta leer las crónicas del acto de Vox en Vistalegre para saber qué periodistas son ilustrados o estultos: mientras que los primeros describen lo que allí pasó, los segundos se limitan a insultar a los asistentes al acto de Vox con la palabra facha.

La decadencia de la prensa libre en España no es opinable. Es un hecho. Su quiebra de credibilidad roza el esperpento. La televisión, la radio y la prensa escrita han hecho el ridículo en la valoración del acto de Vox en Vistalegre. Como he dicho en otro lugar, podría poner cien ejemplos para mostrar la torpeza de los periodistas que confunden la información con la opinión sobre el acto de Vox, o la mala fe de algunos comunicadores que se esconden en los viejos ideologemas de algo que murió hace años, el bipartidismo, para despreciar a Vox. También la mayoría de las crónicas del acto de Vox producen vergüenza ajena, entre otros motivos porque confunden dar razón del acontecimiento con las opiniones del periodista.

No me extraña que un asistente al acto de Vistalegre se haya abochornado y escandalizado de un titular de su periódico; sí, se asombra Fernando Sánchez Dragó de este titular: "Los expertos creen que no habrá una explosión electoral de Vox". Y con buen criterio Sánchez Dragó ha desmontado a esos botarates de las encuestas y los ha mandado con su cortesía habitual al garete. Felicidades por su atrevimiento. Mas si de verdad desea, el amigo Sánchez Dragó, cuestionar el trato que le han dado a Vox los periódicos, analice las contradicciones del editorial de su periódico titulado "Vox, o los riesgos de un populismo desde la derecha".

¡Ay, amigos, cierta prensa está en babia, o peor, para hacer el egipcio! Porque lo cierto es que Vox ha aprendido bien del asesor de Trump, con el que llegaron a un acuerdo de colaboración a través de Bardají. Sí, sí, cuando Abascal dijo que los insultos de "facha" y "racista" se los ponía como medallas en el pecho, estaba emulando lo que Steve Bannon viralizó el pasado marzo en un mitin del Frente Nacional de Marine Le Pen: Let them call you a racist and wear it as a badge of honor (dejar que os llamen racistas y llevadlo como un emblema de honor).Es decir, se acabó el complejo. Vox ha llegado para quedarse. Entrarán en el Parlamento Europeo y en el Congreso de los Diputados. El resto es faramalla.

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