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Cayetano González

Los apoyos de Sánchez insultan a la Guardia Civil

¡Ya está bien de tanta falsedad por parte de los socialistas!

El pasado sábado, Alsasua volvió a celebrar un año más el Ospa Eguna (Día del Adiós o de la Expulsión), una supuesta fiesta llena de insultos y de mofas dirigidos a los efectivos de la Guardia Civil que hay en ese pueblo navarro, el mismo donde sólo hace tres años dos guardias civiles que estaban cenando con sus parejas en un bar recibieron una brutal paliza a manos de ocho vecinos, que han sido condenados a trece años de cárcel por la Audiencia Nacional.

No tengo ninguna duda de que la inmensa mayoría de los españoles valoran muy positivamente y con mucho agradecimiento la labor sacrificada, abnegada y eficaz que durante tantos años el Instituto Armado ha desarrollado en la lucha contra el terrorismo de ETA, que tuvo en Navarra uno de sus principales campos de acción, al punto de que mató allí a 42 personas. Hay que recordar también que han sido 209 los guardias civiles asesinados por ETA a lo largo de su macabra trayectoria criminal. A este respecto, recomiendo la lectura del libro Sangre, sudor y paz, escrito por Lorenzo Silva, Manuel Sánchez y Gonzalo Araluce, donde se relata con todo lujo de detalles la labor de la Guardia Civil en la lucha contra la banda terrorista.

Pero hay una parte de la sociedad vasca y también de la navarra que está profundamente enferma; de una enfermedad inoculada durante muchos años por los efectos perversos del terrorismo etarra y que tiene en el odio a España y a todo lo que represente a la nación española uno de sus principales síntomas. Y, claro, la Guardia Civil ocupa uno de los lugares más destacados en esa representación y defensa de España.

Que en un municipio de unos 7.500 habitantes unos 1.000 salgan a la calle para insultar e injuriar a unos servidores públicos que lo único que hacen es velar por la seguridad y la libertad de todos es una muestra evidente de esa enfermedad, que durante este verano ha tenido otras manifestaciones vergonzosas e indignas, como el recibimiento que se hizo en Oñate (Guipúzcoa) a uno de los torturadores-secuestradores de José Antonio Ortega Lara tras salir de la cárcel.

Es muy preocupante que el Estado de Derecho no sea capaz o no tenga la voluntad de impedir estos homenajes a etarras, estos actos insultantes a una institución como la Guardia Civil; conviene subrayar que esos jóvenes y no tan jóvenes que se lo pasaron tan bien el sábado en Alsasua mofándose de la Benemérita forman parte de ese conglomerado abertzale en el que se ha apoyado Pedro Sánchez para hacer a María Chivite presidenta de Navarra, en detrimento de los partidos constitucionalistas agrupados en torno a Navarra Suma, que no sólo ganaron las elecciones forales, sino que lo hicieron con una enorme diferencia respecto al segundo partido, el PSN.

No hay que cansarse de insistir en este extremo: el Pedro Sánchez que se ha pasado todo el verano pidiendo al PP y a Ciudadanos que piensen en España y faciliten su investidura para no tener que depender de los partidos independentistas es el mismo que para gobernar en Navarra no dudó ni un instante en apoyarse en la marca local del PNV (Geroa Bai) y en la necesaria abstención de Bildu.

Resulta irritante y farisaico que ahora el PSN se avenga a condenar en el Parlamento de Navarra lo sucedido en Alsasua. ¡Ya está bien de tanta falsedad, de tanta mentira, de tanta falta de principios por parte de los socialistas! Ni España ni Navarra se merecen un PSOE y un PSN capaces de ese doble juego. ¿A quién pretenden engañar? Traspasaron la línea roja de apoyarse en los amigos de ETA para gobernar, y ahora se empiezan a ver las consecuencias. Lo de Alsasua es sólo un capítulo. Ya lo dijo Otegui: "Nos conviene que gobierne Sánchez".

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