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José García Domínguez

TV3 no sabe lavar cerebros

Todavía no se han dado cuenta, pero están hablando solos frente a un espejo.

Todavía no se han dado cuenta, pero están hablando solos frente a un espejo.
Un cámara de TV3 en una manifestación. | Wikipedia/1997

Todas las televisiones públicas, exactamente igual que las privadas por cierto, manipulan la información que ofrecen a sus audiencias para satisfacer los intereses de los grupos políticos o económicos a los que sirven. Lo que ya no ocurre en todas partes es que una televisión destine la totalidad de su programación, desde la carta de ajuste a los dibujos animados infantiles o los concursos, no sólo los informativos, a alimentar entre sus espectadores sentimientos de odio y hostilidad hacia la nación a la que pertenecen, siempre por la vía de ofrecer contenidos sistemáticamente sesgados con arreglo a ese propósito último. Y eso es TV3. Aunque tampoco creo que le esté descubriendo ninguna gran exclusiva al lector. Eso lo sabemos todos. Y lo sabemos desde siempre. Lo que ya no resulta tan del dominio público, sin embargo, es lo muy inútil de ese sistemático esfuerzo coral de adulteración. Y es que tanta y tanta manipulación permanente sirve, contra lo que se suele creer, para muy poco. Todo ese esfuerzo en pos de crear una realidad paralela en las mentes de los espectadores, en el fondo, no sirve para casi nada. Y ello por una razón clamorosamente evidente, a saber: porque los contrarios a la ruptura unilateral con el resto de España no la vemos nunca.

TV3 solo puede influir en los independentistas convencidos porque su audiencia ha quedado reducida a los independentistas convencidos. Toda. Y a los independentistas convencidos no parece que haga falta que nadie los persuada de lo muy deseable que sería la independencia. Lo que viene a significar, paradoja de todas las paradojas, que TV3 deviene inane a efectos de propiciar una mayoría social en Cataluña proclive a la secesión. El CEO de la Generalitat, que es como el CIS de Tezanos pero dirigido por un antiguo pistolero de Terra Lliure, acaba de certificarlo con números y porcentajes para general desolación del mando local. Ocurre que el 87% de los votantes constitucionalistas no ven nunca TV3. Y decir el 87% viene a ser lo mismo que decir todos. Entre los votantes de Ciudadanos, por ejemplo, solo un ridículo 3,9% se expone a la pantalla oficial del régimen. Porcentaje que apenas alcanza un también raquítico 16% entre los del PSC. Ni siquiera los de Colau la ven (audiencia del 23,7 %). Todavía no se han dado cuenta, pero están hablando solos frente a un espejo.

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