
Que ya era hora porque Moreno lleva ya dos años largos al frente de la Junta de Andalucía y que coincide con precisión admirable con la defenestración de Susana Díaz, que ya no puede estorbar, en principio. Sánchez ya es quien manda en el PSOE andaluz y ahora la reunión de este próximo jueves, 17 de junio, ya es real y posible, aunque dure sólo 29 segundos como ha ironizado el presidente andaluz.
Deberá tener en cuenta el andaluz que, como en el caso del thriller de Chesterton, El hombre que fue jueves, en toda reunión puede haber un traidor, un espía al servicio de otros poderes que puede incluso hacerse pasar hábilmente por Presidente del Gobierno. "No he de gastar palabras. Su nombre es…", escribió el de Kensington.
Algo debe barruntar el capitán del Sur cuando ayer mismo dejaba caer, además de la broma sobre la extensa reunión Biden-Sánchez, que él quería ir a una reunión que aborde el interés general, en el que los andaluces constan como la comunidad más poblada, "no asuntos de deslealtad en el marco constitucional" como tratan de imponer lo que mandan en Cataluña.
Hizo Moreno algo inteligente por necesario ayer que fue reunirse con los portavoces de todos los grupos parlamentarios de la Cámara andaluza para recibir de su mano los temas esenciales y las posiciones fundamentales de todos ellos ante los problemas que quiere que se aborden en la reunión tan eterno tiempo esperada, a pesar de haberse padecido una pandemia y una crisis social y económica inesperada.
De todos los temas posibles, el más importante después de conocerse las derivaciones del caso Delcy-Maduro con las maletas abalorios del ministro socialista Ábalos y el escándalo Plus Ultra, entre otros, es el reparto de los fondos europeos. Una partida que, como es sabido, se compone de una mitad a fondo perdido y otra mitad a devolver.
Dados los antecedentes socialistas de querencia a apropiarse de fondos públicos para aprovechamiento partidista, cuando no para medro de alguno de sus miembros, es natural la inquietud de Moreno que ya debe haber comprobado con precisión el paño del régimen andaluz que comenzó en 1982 y duró 37 años.
¿Cómo se van a repartir estos fondos entre las Comunidades Autónomas de España? Nadie sabe nada de criterios, ni de reglas de juego, ni de normas compartidas. Cabe la posibilidad de que la arbitrariedad, base del caso ERE o del caso formación, por ejemplo, se repita. Por eso, Moreno debe exigir conocer la letra pequeña de estos fondos, si es que está escrita, y si se va a respetar la proporcionalidad y la justicia en un reparto institucional sin trampa ni cartón y cuáles van a ser los proyectos fundamentales.
Es una reunión, la de mañana, que conviene a todas las Comunidades Autónomas porque de ella puede comenzar a deducirse – no del todo porque nadie espera que Sánchez desvele nada relevante -, cuál va a ser el método de distribución de los 72.000 millones que llegarán en forma de ayudas directas. De atender sólo a la población afectada, a Andalucía le corresponderían no menos de 14.000 millones, casi la mitad de su presupuesto anual. Y quedarán otros tantos cuando menos, los que habrá que devolver.
Los precedentes son inquietantes porque Cataluña ha salido extraordinariamente bien parada en los últimos repartos de fondos europeos, justo cuando el gobierno Sánchez está metido en el fango político de los indultos a los golpistas de 2017 para lograr terminar la legislatura.
Moreno ha subrayado que ya hay criterios de reparto, que son los que ha fijado la Comisión Europea, que se refieren a los sectores más afectados por la pandemia - turismo, hostelería, el transporte o cultura, entre otros -, y a cuatro ejes vertebrales - transformación digital, transición ecológica, cohesión social y territorial, e igualdad – que tienen que tener en cuenta la población, el índice de paro y otros factores como la situación de convergencia socioeconómica con las más desarrolladas regiones de Europa.
Durante los 37 años que duró el dominio socialista sobre Andalucía apenas se redujo globalmente la divergencia de desarrollo existente entre las regiones más ricas de España y Europa y Andalucía y ésta siguió estando a la cola de las comunidades autónomas en la mayoría de los indicadores de bienestar.
Uno de los cambios esenciales que debe lograr este llamado "gobierno del cambio" en Andalucía es demostrar que el destino no está escrito, que el Sur no tiene que estar a los pies de la indigencia y que una Andalucía que recuerde a la emprendedora y esperanzadora de la segunda mitad del siglo XIX – el primer alto horno de España y los principales bancos estuvieron radicados en Andalucía -, es posible y necesaria para España.
Como ha dicho Moreno, la potente ayuda europea puede ser la gran oportunidad que lleva décadas esperando Andalucía. Pero, claro, el que va a distribuir los fondos es el gobierno de Pedro Sánchez cuya vista está fija en las dos regiones que le permiten seguir gobernando, Cataluña y País Vasco y que van a exigir la parte del león. Hará bien el gobierno andaluz, y desde luego, Juan Manuel Moreno, en sacar los dientes. Que los vaya afilando porque hay traiciones que son más que previsibles.
"Ante el ara de la patria debemos todos doblar la rodilla; y yo espero que los diputados catalanes, como españoles, que son, sean los primeros á hincarla haciendo abnegación completa de antiguas preocupaciones y sacrificando al bien general la parte que de sus intereses particulares les corresponda".
Lo dijo el diputado extremeño por Almería, el poeta José de Espronceda, en la sesión parlamentaria española del 8 de abril de 1842. Ha llovido, pero el paisaje permanece. Pero ya no es cuestión de esperar nada de golpistas y cómplices. Es la hora de estar a la altura de la gravedad del momento y del futuro de la España que quiere serlo.
