La Ley Trans de Irene Montero que aprueba este martes el Consejo de Ministros ocupa los versos de Fray Josepho esta semana.
—¿Cómo inscribo a este tan rico?
—¡Chico!
—¿A esta dónde se la ubica?
—¡Chica!
—¿Y cuando nada se indique?
—¡Tal vez chique!
El género no es la psique,
ni las gónadas ni el fistro,
sino lo que se adjudique
cada cual en el registro:
chico, chica o tal vez chique.
—¿Y cómo soy yo, decís?
—¡Cis!
—¿En qué clase me inventario?
—¡Binario!
—¿Y cómo me considero?
—¡Hetero!
Con la ley de la Montero,
soy brazo del patriarcado
y ninguna paga espero,
pues purgo el triple pecado
de cis, binario y hetero.