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Cristina Losada

Las risotadas de Igualdad

Hasta hace unos días, había 140 rebajas de pena y 17 excarcelaciones por la ley del sí es sí que pergeñaron estas graciosas.

Hasta hace unos días, había 140 rebajas de pena y 17 excarcelaciones por la ley del sí es sí que pergeñaron estas graciosas.
La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, comparece este miércoles tras la reunión del primer comité de crisis convocado ante el repunte de asesinatos de mujeres. | EFE

De esta boquita pintada (copyright Espada, no se diga que copio sin citar, como todos) ya se sabía que era bocazas. Uno de los méritos que la acompañan, y se le recuerdan cada tanto desde la mala prensa, fue que llamó "puta coja" a Carmen Santos, su rival en las primarias de Podemos en Galicia hará unos siete u ocho años. Aún estaba por ahí hace poco la carta en change.org con la que miembros del partido pedían firmas para lograr su expulsión por aquella vejatoria ordinariez que puso en un chat interno. También hubo asociaciones de personas con discapacidad física que pidieron que la echaran, pero todo ello, como se ve, sin ningún efecto. Al revés, Ángela "Pam" Rodríguez ascendió como nunca. A la vera de la diosa madre está, y eso lo valida todo.

A las boquitas y bocazas no las han pillado en micrófono abierto, porque están en micrófono abierto siempre, salvo cuando se visten de mater dolorosa para acusar a todo el mundo de que se manipula lo que dicen por ser ellas mujeres (o lo que digan ser) y verdaderas feministas. La juntanza con sus iguales en actitud y cociente las empodera y ahí se muestran como son, sin trampa ni cartón, como en el acto de Podemos donde se partían de la risa con la denuncia de que están saliendo violadores a la calle. "Miles, oleadas, hordas", se mofaban entre risotadas las lumbreras allí presentes. Bueno, nadie ha dicho que hayan salido hordas ni oleadas ni miles, porque se lleva la cuenta y la mala prensa la mantiene actualizada. Hasta hace unos días, había 140 rebajas de pena y 17 excarcelaciones por la ley del sí es sí que pergeñaron estas graciosas.

Por el estropicio de la ley no dimitió nadie ni se cesó a ninguna de las responsables, porque una ley la hace mal cualquiera y este Gobierno las hace mal continuamente. Siempre cuentan, además, con que pase rápido la maldita página. Y lo cierto es que pasa. Pero hay cosas que a un cargo político no se le perdonan. Cuando su crudeza, su obscenidad, su desvergüenza o su malevolencia quedan a la vista, al descorrerse por azar las cortinas del lugar donde se ha soltado porque se sentía seguro, eso, amiguitas, no se perdona. Todavía rigen ciertas normas. Todavía se exige cierta etiqueta. Es hipocresía y es imprescindible. Lo tabernario, en la taberna y a puerta cerrada, pero nunca jamás en público. Esto no lo entienden ni lo pueden entender gentes que han pasado de su círculo marginal a las altas esferas en dos tardes y que no tienen intención ninguna de civilizarse. Se lo tienen creído. Son ellas las que ponen las normas.

El socialismo gubernamental está afectado, el pobre. Reyes Maroto dice que no es el tono de una secretaria de Estado. ¿A quién se pensaba que nombraban? ¿A una discípula de Clara Campoamor? Los socialistas no se pueden hacer los suecos, como si no supieran a quién se pone en altos cargos ministeriales. ¡A quién ponen! El Gobierno es un órgano colegiado y son tan responsables como los de Podemos. Más, dado que tienen la presidencia. Lea, Maroto, la literatura con la que Pam agracia las redes sociales. Hace rimas y todo. "Bolleras con pene, bolleras con vagina, hay muchas más bolleras de las que imaginas", escribía o así pocos meses antes de acceder al cargo y al sueldo de secretaria de Estado. La poesía de Igualdad. No es peor que su política.

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