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Pedro Gil Ruiz

Pedro Sánchez lloraba sobre su hombro

La nefasta gestión de Serrano ha situado a Correos al borde la bancarrota. Cuando aterrizó, en 2018, no existía deuda a largo plazo.

La nefasta gestión de Serrano ha situado a Correos al borde la bancarrota. Cuando aterrizó, en 2018, no existía deuda a largo plazo.
Pedro Sánchez junto a Juan Manuel Serrano. | Archivo

Atributo de la potestad real era la concesión de merced. Enrique II, que fue el primer rey de Castilla y León de la Casa de Trastámara (tatarabuelo de Isabel la Católica), es conocido como el de las Mercedes por su generosidad con los nobles que le ayudaron a conquistar el Trono castellano. La donación real causaba vasallaje. Siglos después, en la corte monclovita, recompensar al fiel servidor es práctica habitual. Por eso, su ‘Sanchidad’, nuestro presidente, merecería ser recordado como Pedro el de las Mercedes.

Juan Manuel Serrano tuvo merced. De chofer y correveidile del Sánchez aspirante a todo y que todo consiguió para nuestro infortunio, pasó a ser presidente de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos. Aspiró a fontanero mayor del Gabinete presidencial. Se le interpuso Iván Redondo y dio un portazo al ver frustrada su ambición. Ábalos lo sedujo: 200.000 euros brutos al año más otros 50.000 en gastos de representación.

Al llegar quiso darse pisto. Escuchar a un flamante presidente de Correos afirmar que Sánchez tenía bajones y que él le levantaba el ánimo o que fue el estimulante que le dio la fuerza necesaria para llegar a la presidencia del Gobierno, hizo las delicias del personal directivo bajo sus órdenes. El jefe era un tipo importante y campechano. Pronto comprendieron su error.

El responsable de Correos puede padecer ese tipo de incontinencia verbal que cursa con soberbia del incompetente, una afección habitual entre los responsables políticos. Quizá esto permita entender que el responsable de la mayor empresa pública de España, después de enumerar delante del personal de Correos las dificultades e incertidumbres que acechan al servicio público, concluya con un: "Yo no tengo ningún problema, porque me vuelvo a mi puesto de trabajo y se acabó, pero vosotros, si esto se hunde, menudo problemón que tenéis". Pues eso...

El señor Serrano es un empleado de la Federación de Municipios y Provincias [FEMP] que prosperó profesionalmente de la mano de Isaura Leal, con la que mantiene una relación sentimental. En el año 2009, siendo presidente de la FEMP Pedro Castro, alcalde socialista de Getafe, Isaura fue nombrada secretaria general de la Federación y premió a Serrano con el puesto de gerente de Organización y Recursos. Desde la FEMP conspirarían apoyando a Pedro Sánchez en las primarias contra Eduardo Madina. El sábado 15 de marzo de 2014, en un reservado del restaurante Orixe, en la Cava Baja de Madrid, se reúnen Sánchez y diez conmilitones. La pareja Isaura y Serrano están en el clan fundacional de la égida sanchista y eso se recompensa.

Con la acreditada capacidad de gestión de un jefe de personal de una plantilla de 118 trabajadores —este era el número de empleados de la FEMP en 2017— , Serrano se dispuso a gestionar una empresa de la complejidad de Correos. Pasaba a ser el responsable del futuro de sus 50.000 trabajadores.

Los dirigentes socialistas, por el mero echo de serlo, tienen dos cualidades que vienen, digamos, de fábrica. La primera es su superioridad moral. La segunda, su capacidad de gestión; esto es así porque para ellos todo se reduce a un problema de sentido común. Ideología, superioridad moral y sentido común, con esto no hay barreras para un socialista. Los comunistas suman su condición de vanguardia de la clase obrera. Ellos son la élite.

Pues bien, la nefasta gestión de Serrano ha situado a Correos al borde la bancarrota. Cuando aterriza en 2018 no existía deuda a largo plazo. Al cierre de 2022 se prevén más de 500 millones y para 2023 el cálculo es que se incrementará hasta los 681 millones. Una situación insostenible para la operadora postal pública. El valor de la compañía desde que Serrano la gestiona ha descendido en una cifra cercana a los 400 millones.

En los tres ejercicios ya cerrados contablemente [2019-2021] el resultado antes de impuestos [BAI] fue de -467,1 M€. Para 2022 se espera una caída acumulada de -676,9 M€.

En 2018 Correos se gestionaba con 45 directivos; en la actualidad existen cerca de 180 puestos de trabajo fuera de convenio.

Recientemente, el Grupo Parlamentario Popular registró 44 preguntas dirigidas al Gobierno acerca de la situación critica por la que atraviesa la Sociedad Estatal. Se interesan sobre los proyectos fallidos: Correos Market, Correos Cargo, Correos Frío. Por la quiebra de NEXEA. Por el desmantelamiento de la Dirección y los servicios comerciales.

Le interpelan por el aumento de las mamandurrias. En 2018 se gastaban 1,94 M€ en "Estudios y Trabajos Técnicos"; la previsión para 2022 es de 5,72M€.

Se sorprenden de la caradura del Gobierno que considera políticamente aceptable que la alta dirección de Correos perciba un bonus en 2022, cuando la compañía tiene unas pérdidas superiores a los 250M€ antes de impuestos.

La retribución de los directivos de Correos tiene un componente variable según el cumplimiento de objetivos. Es el 20% del total del salario y los objetivos se fijan en el Plan Operativo Anual [POA] que aprueba la Sociedad Española de Participaciones Industriales [SEPI]. Pero, maravillas de la superioridad moral, en el año 2022 el POA se ha modificado a la baja en dos ocasiones, una a mitad de año y la otra a finales. Se ha adaptado a los resultados que iban consiguiendo de forma que los directivos pudieran cobrar la retribución variable. Es de puro sentido común.

Algunos trabajadores de correos con muchos trienios a la espalda recuerdan a un presidente apellidado Feijóo. Parece que fue un buen gestor. Saneó, mejoró y modernizó la empresa. Mientras, esperemos que el señor Serrano regrese pronto a su puesto de trabajo en la FEMP y Pedro Sánchez vuelva a llorar sobre su hombro.

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