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EDITORIAL

Tamames, bien; Abascal, mejor

El "telonero" Abascal ha complementado y enriquecido una intervención de Tamames que, estamos seguros, habrá gustado a una gran mayoría de españoles.

Una cosa es que sigamos considerando que la moción de censura contra Sánchez hubiera sido preferible presentarla el pasado mes de diciembre —o después de las elecciones autonómicas y municipales del próximo mes mayo— y otra muy distinta que hayamos promulgado alguna vez la abstención o la equidistancia ante la censura que, en cualquier momento, incluido este martes, se merece el peor gobierno de la democracia. Una cosa es que consideremos que esta moción de censura la debería haber presentado, como supuesto líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, o, en su defecto, Santiago Abascal, y otra cosa muy distinta que defendamos el absentismo, la abstención o la equidistancia entre Sánchez y cualquier otra persona, incluida Ramón Tamames, ubicada a la derecha de un PSOE entregado a comunistas y separatistas. Una cosa es que hubiéramos preferido que no hubiera sucedido algo no menos atípico o esperpéntico como la filtración hace unos días del discurso de Tamames y otra cosa, muy distinta, que no aplaudamos mucho de lo que el viejo profesor de Economía ha leído y replicado en el Congreso, donde, además, ha introducido alguna pertinente variación ligada a la más reciente actualidad que ha pillado por sorpresa a un Pedro Sánchez que venía con su mediocre, airada y escapista contestación elaborada de casa. Más aun si, además del más que aceptable discurso de Tamames, tenemos presente el novedoso formato de esta moción de censura que ha permitido a Santiago Abascal llevar a cabo una intervención, no sólo espléndida, sino mucho más larga de la que es frecuente en el representante de un partido político que no se postula a liderarla.

Como sucede con los buenos prologuistas, el "telonero" Abascal ha complementado y enriquecido una intervención de Tamames que, a la postre, no ha resultado en modo alguno academicista y que, estamos seguros, habrá contado con el beneplácito no sólo de los votantes del PP, de Ciudadanos y de Vox, sino también de no pocos exvotantes del PSOE. Eso por no hablar de la mano tendida y del tono respetuoso que Abascal ha dirigido al ausente Feijóo y a su abstencionista partido, al que, más que reprochar, ha lamentado que no secunde una moción de censura que, con independencia del momento y de la persona que la ha liderado, en ningún momento ha pretendido ser partidista.

Sánchez, por su parte, ha demostrado nuevamente ser un especialista en hablar mucho sin responder o afrontar cuestión alguna que se le plantea, tal y como oportunamente le han señalado con ironía tanto Tamames como Abascal. Además de elogiarse a sí mismo y a su gobierno y de promocionar a Yolanda Díaz frente a Podemos, su discurso se ha centrado únicamente en calumniar a la formación liberal/conservadora tildándola de ultraderechista y de otras barbaridades como la de odiar a las mujeres o a los inmigrantes. De hecho, su intervención sólo tenía como destinatario al PP y no tenía otro objetivo que inocular los complejos y erigir una valla que impida lo único que puede desbancar a su gobierno que es el entendimiento entre el partido de Feijóo y de Abascal.

Bien es cierto que, para inocular esos estúpidos y esterilizantes complejos en el PP, Sánchez no necesita grandes esfuerzos. Ahí está la intervención que también traía de casa la portavoz del PP, Cuca Gamarra, para demostrarlo: si hace unos días manifestaba sentirse "más cerca de un PSOE que no sabe donde está que de Vox", hoy la portavoz del PP ha defendido "la equidistancia" entre un Sánchez "que busca sobrevivir cuando su tiempo se agota" y el "tándem" Tamames/Abascal que, según ella, "busca utilizar la moción en beneficio propio cuando debe de estar al servicio de los españoles".

Admitimos que esta moción de censura en modo alguno perjudicará a Vox, pero, desde luego, será el absentismo de Feijóo y la equidistante abstención del PP los máximos responsables de que esta moción de censura no beneficie a quien la debería haber impulsado y liderado y que no es otro que el líder del principal partido de la oposición. Esperemos, en cualquier caso, que esta abstención que viene de una aún más lamentable oposición en tiempos de Casado a la moción que presentara en su día Abascal, se transforme, en un futuro no lejano, en un voto afirmativo al entendimiento del PP y de Vox sin el cual no cabe esperar un cambio de rumbo en España con independencia del tiempo que le quede a Sánchez al frente del Gobierno.

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