Es lo que muchos pensamos, si bien, reconozco, que sigue siendo una herramienta de negociación a corto plazo, para los débiles de fuerza argumental e ignorantes de los problemas, sobre los que hay que negociar.
Bien es verdad que, la responsabilidad en el resultado de la lisonja está desigualmente repartida entre quien lisonjea –que pretende conseguir un resultado acorde con sus intereses– y quien se ve agasajado, que debe cumplir las normas establecidas, sin dejarse conquistar por las argucias de su contraparte.
En este sentido, este periódico, insertó, exactamente el 28 de junio 2024, un artículo de quien suscribe estas líneas que, llevaba por título, ¿También en la Comisión Europea cuecen habas?, y sí, la tolerante decisión de la C.E., fue no incluir a España en el Procedimiento de Déficit Excesivo, pese a su cuantía, además de por su deuda pública total y respecto del PIB, cuando, todos los valores superaban, sobradamente, los límites permitidos. Inapelables las normas cuando se expresan en términos cuantitativos.
La señora presidenta de la Comisión consideró que, aunque los datos eran excesivos, las promesas de su próxima corrección, aconsejaban ser tolerantes en este caso. ¿Era efecto del agasajo del presidente del gobierno español, ya que la norma impedía tal decisión? Probablemente; no parecía haber otro motivo.
En efecto, la reacción no se hizo esperar, al no ser España objeto del mencionado Procedimiento, cuando sí lo fueron Bélgica, Eslovaquia, Francia, Hungría, Italia, Malta y Polonia. La queja fue presentada por Dinamarca, y apoyada por Alemania y otros cuatro países de la U.E.
Es verdad, que la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, estaba en aquellos momentos pendiente de su reelección, pero ante una norma cifrada cuantitativamente, hay pocas causas que exoneren su aplicación, sin atenuación y sin beneplácitos futuros.
¿Pensará Sánchez volver a utilizar el mismo instrumento negociador –ya lo recuerdan: lisonja, halagos, sonrisas…– para ser país acreedor al quinto desembolso de fondos de la Unión –7.000 millones de euros en subvenciones y 500 millones en préstamos– para el que necesita aprobar, antes de fin de año, una Reforma Fiscal y la Ley de Servicios Sociales?
Los antecedentes político-económicos, con más ministerios y más empleo público que nunca, presentan espacios borrascosos que necesitarán muchas lisonjas para la concesión del quinto desembolso.
Recordemos que, a día de hoy, tenemos acumulados 11.144 millones de euros de fondos europeos sin adjudicar en subvenciones, por ausencia de candidatos que cumplan con los requisitos. De ellos, 7.522 millones, sobrantes en la Administración General del Estado, y 3.622 millones, excedentes en las Comunidades Autónomas.
Junto a esa clara ineficiencia en la asignación de recursos recibidos de la Unión Europea, sigue viva en la memoria de los españoles, para su vergüenza, el demoledor informe de la Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo, encabezada por Frau Monika Hohlmeier, afirmando que, no había forma de conocer los destinatarios finales de las ayudas recibidas, con una queja expresa, a las autoridades europeas, por su negligencia en el control.
¿Qué ocurrirá ahora –antes de fin de 2024– para acceder al quinto desembolso?