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Pedro de Tena

Vamos a contar mentiras, que no se puede aguantar más

España, la vieja madre patria, se ha convertido en el fango oportuno para lanzarlo al mundo con el fin de tapar las propias vergüenzas.

España, la vieja madre patria, se ha convertido en el fango oportuno para lanzarlo al mundo con el fin de tapar las propias vergüenzas.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum. | EFE

Lo del odiador oficial de España –García Page dijo—, AMLO, que es como conocen en México a Andrés Manuel López Obrador, ex del PRI y expresidente de la nación, es tan sencillo como lo de Pedro Sánchez. Cada uno de ellos necesita desviar la atención de sus miserias biográficas y morales y enfangar la vida nacional con un enemigo perceptible. En nuestro caso español, el enemigo es la derecha, ultraderecha, derechona, "la muy derecha" (Salvados). En el caso de los Estados Unidos Mexicanos, el enemigo usado es el reino de España, la de hace 500 años, cuando ni siquiera se había escrito El Quijote.

Hernán Cortés y unos pocos cientos de hombres, barcos, arcabuces y caballos[i]destruyeron ¿México? Todo el mundo sabe, por lógica y por historia, que lo que encontró ese inmenso personaje que fue este extremeño comparable, cuando menos, a Julio César y a Alejandro Magno (así lo ha escrito nuestro Agapito Maestre[ii], que conoce bien el actual México), fue el Imperio mexica. Y lo derrotó gracias, sobre todo, a una legión de tribus diversas –la gran Malinche al frente—, que estaban bajo el yugo criminal de los algo que más que crueles aztecas.

Nadie hay, ni siquiera en Persia, que ataque a Grecia por la conquista de esa extensa región por parte de Alejandro. Nadie hay en Francia que acuse a Roma o a Julio César de crímenes contra la Humanidad por haber liquidado a Vercingetórix. Pero tampoco, como ha recordado Pepe García Domínguez, hay agallas para acusar a Estados Unidos que, mucho más cerca de nuestro tiempo, robó a la Nueva España heredada por los gobernantes mexicanos de la Independencia, violando sus fronteras los territorios de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y el sureste de Wyoming. NI mú.

España, la vieja madre patria, se ha convertido en el fango oportuno para lanzarlo al mundo con el fin de tapar las propias vergüenzas. Hace más de 200 años que México es independiente, pero una y otra vez se retuerce el cuello de la historia para traer al presente lo que fue la conquista de Tenochtitlan y torturar los hechos para que los españoles aparezcamos como criminales actuales, como esos que campan a su anchas por sus calles y regiones de ahora. Una mentira como la catedral de México, por cierto, construida por mexicanos y españoles.

La leyenda negra española en México –cultivada por el Imperio Británico y otros al menos desde 1711[iii] (y mucho antes)—, sigue cultivando los viejos engaños, esas intenciones que preceden a las mentiras. El ensayista mexicano Juan Miguel Zunzunegui, menos recatado y miedoso que otros, lo dice así: "México es lo que es porque Cortés hizo lo que hizo. México, lo que hoy es México, en el que vivimos y por el que decimos sentir orgullo y amor, es resultado de la vida y obra de Hernán Cortés, y todo su legado español".

Pero todo esto le da igual a López Obrador, AMLO, que, como buen populista y bien sucedido por otra populista, la nueva presidenta Claudia Sheinbaum (que no ha invitado al Rey de España, nuestro jefe de Estado, a su toma de posesión pero sí a los dictadores de Cuba y Venezuela), antes de irse le ha dejado preparada la muerte del poder judicial y se pone a contar mentiras sobre España, porque es su "fango" preferido.

Pero hay mucho fango en su vida, mucho barro en su trayectoria personal, muchas cosas personales que nunca fueron aclaradas. Voy a poner algún ejemplo porque puestos a contar "mentiras" –la "ética del engaño" ya emerge a pecho descubierto del gabinete de Pedro Sánchez—, por el mar corren muchas liebres y por el monte, muchas sardinas. Hubo un famoso debate en México, en el año 2000, entre el propio AMLO y Diego Fernández de Cevallos, miembro del Partido Acción Nacional, diputado federal, senador de la República, candidato a la Presidencia de México en 1994 y luego presidente de la Cámara de Senadores, entre otras cosas.

En ese debate, Fernández de Ceballos, ante las acusaciones de ladrón por parte de AMLO, mencionó el caso del asesinato del hermano del ya ex presidente, nunca aclarado pero que en la prensa de la época –lo he comprobado– siempre apareció, cuando menos, como dudoso. Su abuelo nació en una casa cuartel de la Guardia Civil en Ampuero (Cantabria) y su hijo puso una tienda de todo un poco en México donde ocurrió el suceso.

En ella, uno de los hermanos de AMLO, resultó muerto de un balazo y en la tienda sólo estaban el cadáver y él cuando llegó la gente alarmada. Bueno, ahí tienen otra leyenda negra, pero en la prensa de Tabasco se escribió entonces que hubo una disputa entre los dos hermanos con pistola de por medio y que como consecuencia, uno de ellos cayó muerto de un tiro en la cabeza. Nunca se investigó nada aunque la familia se tuvo que ir de Villahermosa, Tabasco, porque la gente creía que se tapó un crimen.

Si se escarba, hay más fango. Perdonen el exceso, pero estoy hasta los c…, la coronilla, de que pase lo que pase, del silencio que nos atenaza y de que un presidente del gobierno español defienda más a su mujer (retirando embajadora en Argentina) que a su nación cuando insultan y menosprecian al Jefe del Estado y a todos nosotros . Es que no se puede aguantar más.


[i] 11 navíos, 400 soldados, 200 indios, 32 caballos y 11 piezas de artillería, escribe Salvador de Madariaga.

[ii] Marcelino Menéndez Pelayo, el gran heterodoxo. "…mientras Hernán Cortés, un genio político y militar, sin duda, más grande que Alejandro Magno, no figure en el santoral laico de México, este país no tiene solución. Un personaje del Renacimiento que consiguió en pocos años situar a México en la historia de la civilización más avanzada de la época solo merece respeto." Lo mismo piensan Octavio Paz y muchos otros.

[iii] En 1711 se escribió un libro anónimo, escrito por una "persona de distinción" (seguramente un ministro de la reina Ana), que se titulaba Una propuesta para humillar a España, que tuvo un gran éxito de difusión e influencia. Entre otras cosas, animaba a conquistar Buenos Aires.

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