
Una mirada superficial puede llevar al error de creer que el Gobierno de Pedro Sánchez está en fase terminal, sometido a un implacable cerco judicial sobre los negocios de sus entornos personal y político y en manos de un prófugo de la Justicia especializado en el chantaje permanente. Pero las maniobras subterráneas de Telefónica y el Banco Sabadell muestran que Pedro Sánchez no está lo que se dice precisamente acabado.
Es cierto que el líder socialista contempla el abismo, que las informaciones sobre su esposa, su hermano, su fiscal y su Ábalos son cada vez más tenebrosas y que es tal la debilidad parlamentaria del Ejecutivo que tiene que salir el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, a soltar el bulo perfecto de que "los pensionistas van a cobrar menos en febrero por culpa del PP y otros". En ese "otros" debe estar Junts, pero el segundo de Sánchez se cuida mucho de hacer o decir nada que pueda molestar a la banda del pantumaca.
Que Puigdemont no va a dinamitar la legislatura y tumbar al Gobierno es una obviedad manifiesta hasta para Núñez Feijóo, pero algunos de sus colaboradores más cercanos le insisten en que todas sus opciones de llegar a La Moncloa pasan por mantener unas excelentes relaciones con el presidente de la república fantasma de Waterloo y todo lo que representa. Si no les vale con el argumento de que eso significa legitimar a un fugado deberían saber que lo de entenderse con los del "Foment", los de los círculos catalanes y los nacionalistas en general ya se ha intentado antes, muchas veces y siempre con resultados catastróficos.
Si Bolaños no cita expresamente a Junts es para evitar más contratiempos a Santos Cerdán y Zapatero, que son con los que habla Puigdemont. Pero todo esto es paja en medio de un robo tipo Ocean's Eleven en el corazón del Ibex 35. La toma de Telefónica y el traslado del Sabadell amplían el marco de la demolición de la democracia en España.
En el caso del regreso del Banco Sabadell a Cataluña en medio de la OPA del BBVA, se aduce que el movimiento se debe a que ya se dan las circunstancias de estabilidad política y seguridad jurídica en Cataluña para que la entidad vuelva a su sede original. Estabilidad política y seguridad jurídica en Cataluña... Pero si no la hay en la capital de España, con jueces y fiscales amenazados por un Gobierno que desprecia la separación de poderes, con sueltas de terroristas y condenados por los ERE, leyes como la de la amnistía y campañas oficiales en contra de la propiedad privada, los medios críticos, rivales como Díaz Ayuso, las libertades individuales y la igualdad de derechos.
Esas operaciones de Sánchez con los golden boys del PSC en el núcleo duro de la economía han causado una especie de estupor paralizante en el PP y en Vox, como si Feijóo y Abascal hubieran sido abducidos y reemplazados por dos extraterrestres. Sería interesante en el asalto en curso que hubiera oposición, que no fuera otro paseo militar del marido de la catedrática. Resumiendo: aunque a los presidentes del PP y Vox no parece que les importe gran cosa, esta es la parte del golpe en la que el sanchismo se carga el libre mercado y se reparte las empresas con sus socios.