
Entonces Jesús dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos".
San Mateo 19:14
Paradojas de la historia: el hombre más vilipendiado (con razón) por ofender a mujeres es el que finalmente las ha protegido contra los que presumen de feministas (dime de qué presumes), pero las han humillado y puesto en peligro debido a la ideología de género y la secta queer.
Lo de predicar y repartir trigo.
Para entender lo de Trump en Washington con las niñas, hemos de irnos a Davos con Milei, donde distinguió entre el feminismo auténtico, es decir, el clásico, el liberal, del simulacro feministas de izquierdas:
El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad, y aun en su versión más benévola es redundante, ya que la igualdad ante la ley ya existe en Occidente. Todo lo demás es búsqueda de privilegios.
Privilegios es lo que han buscado algunas mujeres trans que pretendían ocupar los mismos espacios que las mujeres biológicas en competiciones deportivas, vestuarios, prisiones y demás ámbitos en los que la privacidad, la intimidad y el dimorfismo sexual de la especie humana son relevantes. Milei, por cierto, cerró uno de esos chiringuitos a mayor gloria de los parásitos socialistas llamado Ministerio de la Mujer, además de acabar con cupos de género, discriminación positiva y demás parafernalia hipócrita del feminismo de las resacas antiliberales. Trescientos millones de dólares menos para la Irene Montero argentina de turno.
El portavoz del presidente liberal argentino explicaba que Milei no está contra el feminismo, sino contra su degeneración radical:
Nosotros entendemos que todos los seres humanos son iguales. Si matan a una mujer o a un hombre, el asesino se ha de pudrir en la cárcel. Tendremos que conseguir que los mejores consigan los puestos, sin darle ventaja a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Por una cuestión de mérito, no de género. La discriminación es mala en todos los órdenes.
Volvamos a las niñas que rodearon a Trump cuando la histórica firma de la protección de las competiciones femeninas. En realidad, el 80% del pueblo norteamericano está a favor de que las competiciones femeninas sean exclusivamente para mujeres biológicas. En caso contrario, lo que habría que hacer sería eliminarla y que hubiese una sola competición sin distinción de sexo como tampoco la hay de raza. Pero esto sería peor que absurdo, una idiotez.
Peor todavía que el hecho de que una minoría de fanáticos haya acosado a cientos de niñas y mujeres deportistas, por no hablar de la violaciones en prisiones, es el negacionismo científico de esta secta progre, la cual, a lomos de la ideología de género, el feminismo queer y el lavado de cerebro woke, ha llegado a cancelar a biólogos como Jerry Coyne y Richard Dawkins por defender la obviedad científica de que el sexo es binario. Los enemigos del pensamiento libre están hoy día, en Occidente, más a la izquierda que a la derecha.
Como ha subrayado la autora de la saga sobre Harry Potter, J. K. Rowling:
La ideología de género ha socavado la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos de los homosexuales y la seguridad, privacidad y dignidad de mujeres y niñas. También ha causado daños físicos irreparables a niños vulnerables.
Pero en esto llegó Trump y mandó parar toda esta locura posmoderna, este delirio de la ultraizquierda, esta vergüenza moral y este crimen a mayor gloria de las herederas de Aurora Rodríguez, la asesina de su propia hija Hildegart en nombre del feminismo radical.
Los progres que tienen hijas nunca lo admitirán, pero le estarán secretamente agradecidos a Trump toda su pequeña, cobarde y miserable vida.