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Patriotas en Europa

Me sobrarían datos y acciones para acusar de "pro-putinescos" antes a los grupos mayoritarios del Parlamento europeo que a Patriotas o el Grupo de Conservadores y Reformistas por Europa.

Me sobrarían datos y acciones para acusar de "pro-putinescos" antes a los grupos mayoritarios del Parlamento europeo que a Patriotas o el Grupo de Conservadores y Reformistas por Europa.
Santiago Abascal, Marine Le Pen, Viktor Orban, Geert Wilders en la cumbre Patriotas. | Europa Press

La crítica al comunismo en general, y a Putin en particular, fue lo más aplaudido en la reunión de Patriotas en Madrid, según cuentan periodistas de bien que cubrieron las jornadas. Y, sin embargo, las mayores críticas que recibe el tercer grupo parlamentario en la Unión Europea proceden de sus posibles dependencias de Moscú. Resulta extraño y hasta paradójico el asunto: o son críticos sobresalientes del comunismo o son agentes infiltrados por Putin en el parlamento europeo para destruir Europa. Una cosa o la otra, pero las dos al mismo tiempo no parecen muy lógicas. La cosa no casa o, mejor dicho, casa demasiado bien. Gana la propaganda, como siempre soviética, o sea, la de Putin. Nadie les gana en eso. No tienen otra cosa, aparte de gas y petróleo para enriquecer a sus jerarcas, corromper políticos occidentales y matar de hambre a los rusos, la propaganda es su fuerte: sí, sí, quienes, una y otra vez, gritan con furor y datos descontextualizados que Abascal se ha entregado a Putin, no hacen sino repetir la propaganda de Putin. He ahí una de las grandes tragedias de España y, por supuesto, de Europa. La propaganda soviética, o sea de Putin, ha infectado, una vez más, el alma liberal y democrática, nacional, de Europa.

¿Qué vincula a Patriotas con Putin? Nada en términos políticos. Hay, sin embargo, un asunto y sólo uno que les acerca: Patriotas quiere acabar con la idea de un Estado Supranacional europeo, que está fracasando como fracasó con Hitler y siempre que se intentó, y también Putin quiere hacer desaparecer a Europa para volver a la idea del Imperio soviético. Pero, nadie en su sano juicio, puede pensar que proponer una nueva Unión Europea, basada antes en las soberanías nacionales que en las burocracias de las castas políticas del globalismo, es seguir a Rusia. Mientras que Putin quiere destruir la UE para sobrevivir, primero, y después volver al imperialismo soviético, Patriotas trata de construir una Europa más fuerte que combata cualquier agenda globalista o imperialista.

Así las cosas, si nos obligarán a apostar por qué grupo parlamentario de la UE es más pro Putin, o los de Abascal o los de González Pons y Sanchez, o sea: o Patriotas o el Grupo de los socialistas y populares, yo tendería a elevar mi apuesta por los segundos. Argumentos mil podría darles, desde la escasa ayuda que han prestado a Ucrania en la guerra contra Putin, pasando por el número de diputados de esas formaciones políticas corrompidos por los servicios secretos de Putin, hasta el número ingente de transacciones económicas hechas por Sánchez, en España, a favor de Putin y pocos criticadas por el PP. Me sobrarían datos y acciones para acusar de "pro-putinescos" antes a los grupos mayoritarios del Parlamento europeo que a Patriotas o el Grupo de Conservadores y Reformistas por Europa. En cualquier caso, hay una cifra que tomada en serio haría temblar a todos estos críticos de boquilla de Putin. Apunten: el 50 % del gas licuado de Rusia fue comprado, en 2024, por la UE. El dato es escalofriante. Después de China, India y Turquía, 24 mil millones de la UE van para Rusia como pago de las exportaciones de su gas licuado. Europa en su conjunto, sí, y no Patriotas, mantiene, sin duda alguna, al sátrapa Putin en el poder para que siga martirizando a millones de rusos. Y, sin embargo, los mismos compradores de ese gas, entre los que están los socialistas de Sánchez y los populares de Esteban González Pons, se ponen hechos unos basiliscos porque el gobierno de Donald Trump sondee negociaciones con Putin. En fin, improbable lector, cuando oiga acusaciones de pro-ruso a un partido político europeo, tómelas con mucha precaución. De santidad anti-putin, la mitad de la mitad.

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