
¿Qué significado tiene el título de hoy? ¿Quizás ha resucitado Gary Cooper, personalizado en la apuesta figura del Presiente Sánchez? No soy partidario de adivinanzas, por ello ruego que no tomen literalmente las líneas de comienzo de este texto.
Hay diferencias muy claras entre aquel peligro, que se fraguaba en el famoso título que protagonizara, para días sin término, el famoso actor de Hollywood, y la soledad con la que, al parecer, tiene que afrontar el presidente español: los compromisos ante la Unión Europea y ante la OTAN, en materia de defensa/armamento.
Bien es verdad que ha sido el último, de entre los tibios, en asumirlos, justo después de Bélgica e Italia, esperando que esta vez, pese al retraso, sí que les dé feliz cumplimiento. Al fin y al cabo, son compromisos de la Nación española, y a muchos españoles, no digo todos, no nos gusta aparecer en la cola de los que cumplen lo comprometido.
También es verdad que, llegar a este momento, que le ha situado, o mejor, nos ha situado, al límite de la vergüenza tolerable, subrayando nuestro desprecio a la solidaridad entre países de la Unión Europea, le ha obligado a urdir, como si de un juego de niños se tratara, fórmulas evasivas que a nada conducían, salvo a perder tiempo –no a ganarlo, como dicen algunos partidarios–.
Aun así, su decisión –alcanzar el 2,0% del PIB para el rearme, cuando ya se habla del 3,0%–, se ha anunciado sometida a condicionantes que, de un lado, muestran su debilidad para gobernar, cuando de otro, y esto sería peor, porque quizá considere que no debería reforzarse la defensa, pues estima que no existe amenaza alguna que haga peligrar la seguridad de países de la U.E. Eso, pese a la situación, tan cercana, y tan crítica, como la que sufre la República de Ucrania.
Víctima de partidos y partiditos, a la hora de tomar decisiones por el Consejo de Ministros, se siente esclavo de una coalición –le siguen llamando así–, que le sitúa vergonzosamente en último lugar de los miembros de la U.E. en tomarla.
Sus intentos de que la defensa, el presupuesto para acometerla y, probablemente, el endeudamiento que pudiera acarrear, recayera sobre la Unión en su conjunto, incluso generando, en su caso, una bolsa de deuda mutua, fracasaron rotundamente. Los países del Norte, que nos conocen, rechazaron sus propuestas, cuantas veces se plantearon, porque nuestra posición como cumplidores de los compromisos adquiridos resultaba manifiestamente mejorable.
Finalmente, ha habido un pronunciamiento presidencial: con presupuestos prorrogados, sin intervención de las Cortes Generales para autorizar un presupuesto extraordinario, como quien se saca una chuletilla del bolsillo, anuncia un plan de 10.471 millones de euros (un 0,63% del PIB de 2024), para gastos/inversión de defensa/armamento, en 2025 (?). Eso sí, asegurando que ello no reducirá el Estado de bienestar, tampoco los gastos sociales, y no aumentará el déficit, ni la deuda. O sea, la cuadratura del círculo del país más endeudado de la U.E.
¿Qué gastos/inversiones son propicios para una defensa efectiva? Caben múltiples interpretaciones, sin precisar…