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Esa mentalidad totalitaria

Pocas veces en una democracia liberal, un dirigente ha negado la alternancia de Gobierno con mayor desvergüenza a la vista de todos. Apesta a caudillo bananero.

Pocas veces en una democracia liberal, un dirigente ha negado la alternancia de Gobierno con mayor desvergüenza a la vista de todos. Apesta a caudillo bananero.
Sánchez dice que no es "razonable" pedir a España un 5% en defensa | EFE

Hasta las grabaciones obscenas mostradas por la UCO la semana pasada sobre Cerdán, Ábalos y Koldo, el gobierno y sus terminales mediáticas seguían empecinados en imponer "su relato", a los hechos. Han enmudecido de golpe. Menos Pedro Sánchez. Como esos boxeadores noqueados y aturdidos, el día de autos salió con ojos de cordero degollado a pedir perdón. Pero le duró poco la pájara, enseguida repitió para decir que no había comido, y ya ayer en el Congreso, más chulo y grosero que nunca, con la ultraderecha y el "tú más".

Entre todos hemos de ayudar a la sociedad española a recuperar la brújula moral capaz de vadear este basurero nauseabundo en que Pedro Sánchez ha convertido a la política. Ya no es tan importante cómo y cuándo caerá -tiene los días contados- , como de hacer pedagogía para recuperar el sentido de las cosas. Empezando por el significado limpio de las palabras. Pongamos que hablo de mezquindades maniqueas como izquierda o ultraderecha, progresismo o fachosfera, ese parapeto para inventarse una Guerra Civil de cartón piedra.

Mientras que en La SER Francino alertaba, para justificar el enrocamiento de Pedro Sánchez, que sería irresponsable dejar el país en manos de la ultraderecha, éste la utilizaba en su comparecencia del lunes para no convocar elecciones generales: "Entregar las riendas del país a PP y Vox sería una tremenda irresponsabilidad". "Mi deber como capitán es tomar el timón, capear esta tormenta".

O sea, no son los actos criminales de su gobierno los que deben ser depurados, sino excluir de la alternancia de gobierno a los partidos de la oposición. Pocas veces en una democracia liberal, un dirigente la ha negado con mayor desvergüenza a la vista de todos. Apesta a caudillo bananero.

No se conforma con agitar el fantasma de la ultraderecha para criminalizar a partidos perfectamente democráticos, como PP y VOX, sino que les niega el derecho a concurrir a unas elecciones libres ante el riesgo de que pudieran ganarlas y gobernar. ¿Pero es consciente de la barbaridad?

Va siendo hora de aclarar, qué es la ultraderecha, y qué un impostor. Para empezar, el concepto genérico de ultraderecha, sin adherirlo a ninguna corriente histórica, es una ideológica situada en el extremo derecho del espectro político. Se caracteriza por posturas autoritarias, nacionalismo excluyente, rechazo al multiculturalismo, oposición a la inmigración y una defensa férrea del orden, la identidad nacional y los valores tradicionales. Suele mostrar desconfianza hacia las instituciones democráticas liberales, el pluralismo y los derechos de ciertas minorías. Y en España, con una carga ultracatólica o muy religiosa. En sus formas más extremas, puede coquetear con discursos xenófobos, racistas o antidemocráticos.

Definida así, en España existirían varios candidatos a representarla con más méritos que VOX. Por ejemplo, Bildu, ERC, Junts, PNV, o Alianza Catalana. Son nacionalistas excluyentes, rechazan la libertad lingüística, aborrecen a los españoles en sus territorios aún más que a los inmigrantes, que selectivamente también rechazan. Sólo hay que ver sus biografías históricas para comprobar su coqueteo con discursos racistas, xenófobos y antidemocráticos. En el caso de VOX, ni han realizado actos terroristas, ni excluyen a ningún español, ni atentan contra las instituciones democráticas liberales. Son firmes defensores de la lengua común de todos los españoles, respetan la diversidad lingüística en sus respectivos territorios y defienden la Constitución vigente. Al menos en esto se alejan de la ultraderecha más que los partidos anteriormente nombrados, aunque demasiadas veces atufan a cirio trasnochado. Como también es evidente, que en él hay nostálgicos del franquismo, pero no han matado ni matan a nadie. Sin embargo ¿Cuántos militantes y votantes de Bildu siguen ocultando a criminales de ETA y colaboran con sus actos de exaltación, a legitimar sus crímenes? (Seguro que la comparativa puede discutirse y cuestionarse, pero no obviarla).

Ahora bien, En España, la ultraderecha de cartón piedra inventada por los nacionalistas primero, y por los sanchistas después, se la identifica con la dictadura franquista, y a ésta, con España. Como si en España no hubiera habido régimen o gobernante alguno antes que Franco. Como si el nacionalismo franquista fuera España misma. Y ésta es la perversión, la identificación de Franco y España, y por extensión, ultraderecha y España. Una perversión y una falsedad colosal. La izquierda de la IIª República fue española sin fisuras. También la de Felipe González, aunque acomplejada ante el nacionalismo. Como si le debiera algo. Otra cosa fue Estat Català, el PSUC, ERC y el resto de nacionalistas de derechas vascos y catalanes de aquellos años treinta. Por cierto, en su mayoría, ultras y racistas.

De ahí, a identificar a todo partido que defienda la existencia de España como facha y de ultraderecha, sólo hay un paso. Pero ¡ojo!, esa perversión la engendró primero el nacionalista catalán; Sánchez y los podemitas sólo la han adoptado por cuestiones puramente coyunturales. Como tantas cosas hoy día. Desde el lawfare, a la plurinacionalidad.

Todo ese galimatías tiene unas consecuencias malignas para el inconsciente colectivo de millones de españoles que identifican esos dos términos como idénticos. Y eso precisamente es lo que explotan perversamente, maliciosamente, los sanchistas y todos los enemigos de España, bilduetarras, nacionalistas y buena parte de los nietos de los perdedores de la guerra civil: podemitas y demás pijos de nuestros días.

Esta es la herencia tóxica que nos ha dejado Pedro Sánchez: ¿Qué nos ha pasado para que dejáramos de pensar con argumentos para hacerlo con consignas?

CODA: Cuando hayamos encarcelado a todos estos golfos, habremos de empezar la colosal tarea de reconstruir los valores cívicos que toda sociedad democrática ha de cultivar todas las primaveras.

PD: Ante tales evidencias, ¿por qué la derecha española se deja chantajear moralmente en lugar de defender su derecho legítimo a pactar con quién considere oportuno? ¿Acaso pactar con Bildu es más decente que hacerlo con VOX? Y no lo olviden, otra izquierda es posible: Izquierda Española. Pasen y escuchen.

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