
9:27 de la mañana del lunes 8 de septiembre de 2025. Los móviles de los periodistas acreditados ante la Secretaría de Estado de Comunicación reciben un mensaje de Moncloa. Se repite a los tres minutos. Es una convocatoria urgente: 10:30 Sala de prensa del Edificio Portavoz. No hay detalles. El Parlamento reanuda el periodo de sesiones al día siguiente. Todo son especulaciones. ¿Convocatoria electoral?
A la derecha de la portavoz del Gobierno, la ministra de Defensa; a su izquierda el de Interior. Gestos graves. Expectación. Sin más preámbulos toma la palabra la titular de Defensa. Informa que a mediados del mes de agosto, los servicios de inteligencia bajo su mando han impedido un atentado contra el presidente del Gobierno. En el complot están involucrados elementos de extrema derecha, algunos procedentes de los Balcanes. Se ha constatado -prosigue la ministra, sin precisar la acusación- la participación de dirigentes de partidos políticos y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Recuerda esos mensajes en grupos de guasap acerca de una "bomba lapa". Revela que para los investigadores no era un bulo. La ministra lee un párrafo de la carta que el secretario general del PSOE publicó el pasado 17 de junio: "que se haya puesto el contenido de ese informe (se refiere al de la UCO sobre el secretario de Organización socialista) al servicio de un intento deliberado de la derecha para derribar a un gobierno legítimo". Explica que los golpistas, al sentirse señalados, aceleraron los preparativos. Lo que precipitó la intervención de los servicios de inteligencia. La identidad de los detenidos -varias decenas- permanece en secreto.
El ministro del Interior da cuenta de los acuerdos del Consejo de Ministros, reunido de urgencia. Explica que para lograr una mayor eficacia en la persecución de los delitos económicos, financieros y de corrupción, se ha dispuesto la creación de una nueva Unidad Policial. Su responsable tendrá la categoría de comisario principal del CNP. En consecuencia, quedan disueltas la UCO de la Guardia Civil y la UDEF del Cuerpo Nacional de Policía. Prosigue anunciando que, ante la gravedad de los hechos, el Consejo de Ministros, al amparo de lo dispuesto en la Ley Orgánica 4/1981, ha acordado declarar el estado de alarma. Buscaban asestar un golpe fatal a la Coalición de Progreso y derogar los avances conquistados, singularmente los que ahondaban en la plurinacionalidad de nuestro país.
Recordó las premonitorias palabras que el secretario general socialista había pronunciado el 16 de junio: "Debemos tener claro que nos enfrentamos a una operación de demolición moral, por procedimientos que conllevan más peligro para la democracia que aquello que pretenden combatir. España no se merece retroceder con una agenda reaccionaria protagonizada por una coalición electoral de PP y Vox". La España progresista puede y sabe defenderse, afirmó el ministro. El Estado de alarma entrará en vigor en el momento de su publicación en el BOE, tras lo cual quedará suspendida la actividad parlamentaria. Por último, el titular de Justicia iniciará el procedimiento de ilegalización de los partidos políticos que participaron en la trama golpista.
Es ficción política. Un borrador de guion para una de esas series que Netflix producirá en España. Desvelando el final, les diré que dos periodistas de investigación -M.A.P. y J.M.O.-, descubrirán que todo es un montaje del Gobierno, pero ya será demasiado tarde… Están en el exilio.
"Y desde luego no vamos a permitir que la corrupción de unos pocos tumbe al mayor Gobierno progresista que aún queda en pie en la Unión Europea", amenazó en la rueda de prensa del 16 de junio el secretario general del PSOE. ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar para impedirlo? La Historia nos enseña de lo que son capaces algunos dirigentes socialistas.
En 1931, ante la posibilidad de que las Cortes se disolviesen por no tener mayoría, Largo Caballero amenaza: "Ese intento sólo sería la señal para que el partido socialista y la UGT lo considerasen como una provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento revolucionario… y que nos obligaría a ir a una guerra civil" (El Debate, 24 de noviembre de 1931)
La CEDA ganó las elecciones de noviembre de 1933. El historiador Roberto Villa detalla los escaños por minorías parlamentarias a enero de 1934: CEDA 115; Partido Radical de Lerroux 101; PSOE 59. El Congreso lo componían 458 diputados. Para Largo Caballero la presencia de ministros de la CEDA en el Gobierno suponía una declaración de guerra: "Yo digo que cualquiera de las dos soluciones, Lerroux o Gil-Robles, es entregar la República a la reacción... Si se llega a la constitución de un Parlamento y de un Gobierno, la clase obrera se encontrará a la puerta de un movimiento revolucionario en que nos lo vamos a jugar todo. ¡Todo!..." En la amenaza le acompaña Indalecio Prieto: "Si alguien intentara entregar ya de modo directo, solemne, sin ninguna clase de disimulos, el Poder a los enemigos de la República, el pueblo español está en la obligación sagrada de, en aquel instante mismo, levantarse revolucionariamente" (El Socialista 29 de noviembre de 1933)
La amenaza se cumplió con el Golpe de Estado organizado por la izquierda contra la República el 5 de octubre de 1934. "El daño inmenso que padecería el país y el régimen si por inhibición consintiésemos que el Poder fuese a las manos de la Ceda. La visión de una España gobernada por Gil Robles es lo bastante siniestra como para que nos prometamos no hacer, bajo ningún pretexto, renuncia a la recusación formulada". (El Socialista, 3 de octubre de 1934). Y en enero de 1936 Largo Caballero no oculta sus intenciones: "La clase obrera debe adueñarse del Poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el Socialismo, y como el que tiene el Poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución" (El Liberal de Bilbao, 21 de enero de 1936)
En el mundo de la posverdad, para retener el poder no es necesario un golpe de estado revolucionario. Así que, citando a El Socialista del 3 de octubre de 1934: "¡En guardia! ¡Atención a la crisis!" Pero no desfallezca vuestra merced, recuerde que el peor enemigo de un socialista es un comunista y estos ya huelen sangre. Yo le voy a poner una vela al diablo.