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Carmelo Jordá

Cataluña, “físicamente”

Se ven los catalanes continuamente llamados y abocados a gestos físicos, callejeros, simbólicos y multitudinarios, como en una buena dictadura.

Una radio pública catalana –ah, ¿pero que hay alguna radio que no sea pública en Cataluña?– llama a sus seguidores en Twitter a "impedir físicamente" la aplicación de la Ley y que se juzgue a un presunto delincuente, Artur Mas, para más señas.

La pregunta era bastante inequívoca: "¿Estáis dispuestos a impedir físicamente que se juzgue a Mas?"; pero aún así los responsables del despropósito han aclarado que se referían a "si protestaríais en la calle" y que "cualquier otra lectura es equivocada". Hombre, así a priori la que parece bastante equivocada es la escritura.

Porque a menos que durante el prusés festivo y participativo se haya descubierto una nueva forma de impedir juicios "físicamente", la única que conocemos por ahora es el bloqueo violento que vimos, por ejemplo y ya es casualidad, en el Parlament. Esa es la única lectura… y la única escritura.

El problema, por supuesto, no es que el responsable de las redes sociales de un programa de radio se venga arriba con un mensaje un poco subido de tono; el problema es que el tuit se confunde perfectamente con el paisaje intelectual –por llamarlo de alguna manera– de una región en la que cualquier delincuente y cualquier despropósito puede y debe ser defendido "físicamente".

Se ven los catalanes continuamente llamados y abocados a gestos físicos, callejeros, simbólicos y multitudinarios, como en una buena dictadura o, mejor dicho, como en un régimen que les pidiese cada día inmolarse un poquito. Catalunya über alles, vaya, pero además cada cinco minutos, que la verdad es que me parece una cosa cansadísima y pesadísima.

Hasta los más pequeños gestos deben estar impregnados de catalanor: comer calçots, por ejemplo, es un acto casi tan festivo y participativo como el propio prusés y la romescu ya es algo así como la estelada de las salsas.

Ocuparlo todo, significarlo todo, hacer que todo sea un símbolo, es la querencia natural de los que se envuelven en banderas, patrias y pueblos. Y es también lo lógico, porque cuando racionalmente no puedes ganar ninguna batalla no te queda otra que lucharla "físicamente".

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