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Cristina Losada

La sorpresa del PSOE andaluz

Tiene pinta de que la sorpresa que las urnas de Andalucía van a dar a los socialistas es la de que son reemplazables. 

Tiene pinta de que la sorpresa que las urnas de Andalucía van a dar a los socialistas es la de que son reemplazables. 
El candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas. | Europa Press

La palabra que repiten los socialistas de Andalucía es "sorpresa". La dice el candidato Espadas: "Va a haber sorpresa". La dice el alcalde socialista de Sevilla: "Va a dar una sorpresa". Y la seguirán diciendo en esta recta final. El socialismo andaluz, como el PSOE todo, se agarra a la sorpresa como última ratio para lograr lo inesperado, lo imprevisto, aquello que las encuestas niegan pero la fe inquebrantable afirma. No sólo la fe. Dar la impresión de que se puede ganar con el viento en contra es una argucia clásica. Una argucia de perdedores que tratan de contrarrestar el tirón del que se beneficia el que hace la carrera ungido como caballo ganador.

Sobre el papel, la sorpresa siempre es posible, pero hay que decir que el primero que no parece creer en la sorpresa electoral es el que la pregona. Cuando el candidato Espadas, hará una semana, tenía que explicar en un mitin que los socialistas no pueden de ninguna manera votar a un señor de derechas, por más que se llame Juanma, y tienen que votar a alguien de izquierdas, es que Espadas es penosamente consciente de que lo tiene mal. Si hay que instruir a la propia militancia, que es a la que se lleva a los mítines, sobre la necesidad de votar al PSOE y de no dejarse atraer por el señuelo juanmanista, la situación electoral del partido es de apaga y vámonos.

La sorpresa no es absolutamente imposible, pero a pocos días del Día D el candidato Espadas ha tenido que aclarar en otro mítin que para evitar la entrada de Vox en el Gobierno no hay que votar a Juanma, sino que hay que votarle a él. Muy pedagógico ha estado Espadas con esto, porque sabrá que hay votantes del PSOE que piensan que lo mejor para que Vox no entre es votar al que va en cabeza y darle las manos libres que pide. Puesto que el principal objetivo, el que han proclamado los socialistas hasta la saciedad, es cerrar el paso a Vox, ¿por qué no van a optar esos electores socialistas por el voto útil a Juanma para conseguirlo? Nadie podrá discutir la racionalidad de la decisión.

Sorpresa ha de ser para los socialistas que se produzca lo más temible para un partido asentado, que es la fuga de votantes al partido rival. Más cuando fueron el partido hegemónico durante años y años. La auténtica sorpresa será ver que la divisoria ideológica deja de contar como creían que contaba, y que su hegemonía no ha servido para instalar la ideología como móvil del voto de forma suficientemente intensa. Todo es posible, por qué no. Pero tiene pinta de que la sorpresa que las urnas de Andalucía van a dar a los socialistas es la de que son reemplazables.

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