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EDITORIAL

Carnaval carmenita

Los titiriteros de Carmena ponen de manifiesto la catadura moral del magma podemita, cuyo favor pretende Pedro Sánchez para llegar a La Moncloa.

Acorde con su ideología de extrema izquierda y su visión revolucionaria de la sociedad, los dirigentes del ayuntamiento de Madrid programaron el pasado viernes una función de títeres en la que se mostró a los niños el ahorcamiento de un juez, el apuñalamiento de un policía y la violación de una monja. Como colofón, los autores hicieron aparecer un guiñol con el típico eslogan del submundo proetarra, tan caro a los dirigentes de Podemos cuando aún no se habían convertido en estrellas mediáticas de La Sexta.

El escándalo provocado por semejante basura de espectáculo ha llevado a la concejala de Cultura a retirar la obra de manera inmediata, afirmando que desconocía su contenido cuando se contrató la representación. El pretexto es un insulto a los contribuyentes madrileños, puesto que se trata de una obra cuyo argumento se anuncia de manera bien explícita en la publicidad de la compañía de títeres. Basta realizar una simple búsqueda en internet para conocer con toda precisión la basura mental de los titiriteros contratados por la gente de Manuela Carmena y la manera en que la esparcen en sus representaciones.

Lo que ocurre, en realidad, es que la concejala de Cultura, la muy sectaria Celia Mayer, se ha visto sobrepasada por un escándalo inesperado. En su visión enfermiza de la realidad, los dirigentes de extrema izquierda que controlan el consistorio madrileño creen que sus exhibiciones radicales con el dinero de los madrileños y su afán de manipular las conciencias infantiles apenas iban a tener coste político como ocurrió con la cabalgata de Reyes, convertida en una mamarrachada antisistema por la misma concejala. Pero lo que en el tradicional desfile navideño fue un bochornoso intento de boicotear una fiesta cristiana, que no pasó de lo estético, en este caso se ha convertido en un alarde de apología del terrorismo que ha llevado a sus autores, los titiriteros de Carmena, a ser ingresados en prisión.

La gravedad de esta última fechoría del equipo de gobierno madrileño, aupado al poder con los votos socialistas, debe servir de reflexión a los dirigentes del PSOE en unos momentos en que hay una batalla interna para decidir la política de pactos de cara a la formación de un nuevo Gobierno. Acciones como la de los titiriteros de Carmena ponen de manifiesto la catadura moral del magma podemita, cuyo favor pretende Pedro Sánchez para llegar a La Moncloa.

Sánchez es responsable de que semejante caterva de radicales chavistas haya llegado al poder en numerosas alcaldías. Es hora de que decida si quiere contar en su futuro Gobierno con unos políticos antisistema, cuya moral enfermiza y falta de escrúpulos ha quedado nuevamente esmaltada en esta representación ofensiva del carnaval carmenita.

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