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EDITORIAL

Los auténticos traidores del PP

Es Mariano Rajoy quien debería seguir los pasos de Ignacio González, y no al revés.

La Comunidad de Madrid crecerá cuatro décimas extra y creará unos 13.600 empleos adicionales a lo largo de 2014 gracias a las rebajas fiscales que pondrá en marcha el Gobierno autonómico que preside Ignacio González. El Ejecutivo madrileño, fiel a sus firmes convicciones políticas, aplicará la mayor rebaja fiscal a escala autonómica de la historia de España. En concreto, reducirá el IRPF, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, Actos Jurídicos Documentados e Hidrocarburos con el fin de ahorrar a los contribuyentes un total de 357 millones de euros. Si a estas medidas se suman las rebajas tributarias aplicadas desde 2003, los madrileños dejarán de pagar a Hacienda un total de 1.100 euros en 2014.

Madrid ha sido la única comunidad autónoma que no ha subido los impuestos durante la crisis, y ahora que ya ha superado la recesión es la que rebajará más la fiscalidad, consolidando así el marco tributario más favorable y beneficioso de España para las familias y empresas entre las autonomías de régimen común. Toda esta estrategia descansa sobre un principio sencillo, pero muy claro: el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos.

Lo sorprendente, por no decir escandaloso, de este caso es que, en lugar de imitar o, al menos, congratularse por este tipo de medidas, el PP de Génova y, muy especialmente, el Gobierno de Mariano Rajoy no vea con buenos ojos esta bajada de impuestos. El anuncio de González no ha sentado bien en la cúpula popular porque, entre otras cosas, evidencia aún más sus propias vergüenzas y complejos. No en vano, si alguien se ha desviado de los principios del PP en materia económica, engañando por completo a sus votantes, ése ha sido, sin duda, Rajoy; y, por supuesto, Cristóbal Montoro. Fue el Gobierno central, no el de Madrid, el que, incumpliendo su programa y sus promesas electorales, subió el IRPF nada más llegar al poder; fue el Gobierno central, no el de Madrid, el que disparó los impuestos como nunca antes se había hecho en España, superando incluso la mordida aplicada en su día por José Luis Rodríguez Zapatero; y fue el Gobierno central, no el de Madrid, el que, vulnerando los fundamentos de su partido, pretende mantener y consolidar en el tiempo una de las presiones fiscales más elevadas y, por tanto, perjudiciales del mundo desarrollado, superando en algunas de sus propuestas a Izquierda Unida. En definitiva, ha sido Mariano Rajoy, no Ignacio González, quien ha traicionado al PP tras renunciar a las políticas económicas que tanto éxito reportaron a España en el pasado, cuando el que ostentaba el timón era José María Aznar.

Por el contrario, ha sido el PP de Madrid el que se ha mantenido firme en el cumplimiento de sus convicciones ideológicas y de sus promesas electorales. Si por algo se ha caracterizado la política económica y fiscal que en su día implantó Esperanza Aguirre y ahora mantiene Ignacio González es por los impuestos bajos y las medidas de liberalización. Y lo mejor de todo, más allá de las ideologías, es que dicha estrategia ha sido todo un éxito tanto económico como político. A lo largo de la última década, Madrid se ha consolidado como la autonomía más rica de España y se ha convertido en el principal motor del país, en detrimento de Cataluña, a base de facilitar la vida a empresas y familias. Y prueba de su éxito es que los madrileños han validado por amplia mayoría este tipo de políticas a través de las urnas. Es, por tanto, Rajoy quien debería seguir los pasos de González, y no al revés.

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