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EDITORIAL

Pactar con Bildu

En enero, Otegi dijo que el Gobierno social-comunista abría una “ventana de oportunidad” para proceder a un cambio de “régimen”. Y ETA derrotada...

Que el PSOE llegara a un acuerdo con Bildu el mismo día en que unos proetarras atacaron el domicilio de la dirigente socialista vasca Idioa Mendía no añade más miseria a un pacto ya de por sí repulsivo, pero probablemente deja definitivamente claro el grado de indignidad en el que están dispuestos a hundirse Pedro Sánchez y su banda de dinamiteros del partido de los Múgica y los Pagaza.

Más allá del contenido que tenga el acuerdo –y del espectáculo grotesco que se ha generado tras su firma, con anuncios de rectificación... y de rectificación de la rectificación por parte de los firmantes–, lo sustancial es que hermana al PSOE con el partido de los albaceas de la organización terrorista ETA, con tanta sangre socialista orgullosamente derramada, que siguen vomitando su odio desde la sede de la soberanía nacional, a la que jamás se les debió permitir acceder.

Habrá quien se pregunté por qué Sánchez y su banda –nunca mejor dicho– han pagado un precio tan alto a cambio de una mera abstención que ni siquiera necesitaban para aprobar la prórroga del estado de alarma; pues bien, la más que probable respuesta es que se trata de un proyecto de gran calado que ya avanzó el condenado terrorista Arnaldo Otegi hace sólo unos meses: en enero, el bildutarra dijo que el Gobierno social-comunista abría una "ventana de oportunidad" para proceder a un cambio de "régimen". Y ETA derrotada...

El contenido del acuerdo es, como no podía ser de otra manera, extraordinariamente lesivo para España: derogar la reforma laboral sería un desastre en cualquier momento, pero más aún en mitad de una crisis en la que las empresas necesitarán de todos los mecanismos de flexibilidad a su alcance para evitar el cierre y salvar empleos. Por otro lado, concede una independencia fiscal de facto a los municipios del País Vasco y Navarra absolutamente intolerable y que no hace sino allanar el camino a los enemigos jurados de la unidad nacional, tanto en esas comunidades como en todas las que padecen el flagelo del nacionalismo.

En definitiva, tanto la forma como el contenido de este acuerdo son una prueba formidable de que el PSOE está dispuesto no sólo a sumergirse en el fango más nauseabundo con tal de mantener el poder, sino que, en su degeneración, no tiene el menor problema en arrastrar a España.

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