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EDITORIAL

Sánchez y los nacionalistas, a por Navarra

Los enjuagues del PSOE con lo peor de la casta política nacional deben servir también para que los tres partidos que defienden sin ambages la Constitución pierdan cualquier reparo a la hora de negociar Gobiernos autonómicos y municipales.

La coalición constitucionalista Navarra Suma, integrada por PP, Cs y UPN, cosechó una notable mayoría en las pasadas elecciones autonómicas, en las que de hecho obtuvo casi el doble de diputados que el PSN, segundo partido, con 11 escaños.

Los 20 parlamentarios de Navarra Suma deberían ser suficientes para garantizar un Gobierno foral constitucionalista que pusiera punto y final al régimen de Uxue Barkos, que en los últimos cuatro años no ha hecho sino despejar el camino para la fagocitación del Viejo Reyno por un País Vasco tomado por el nacionalismo. De ahí su obsesión por imponer el vascuence en la esfera pública y, muy especialmente, en la educación, donde los proetarras llevan a cabo con completa impunidad su infame labor proselitista.

El veredicto de las urnas debería traducirse en un Ejecutivo liderado por Navarra Suma. Pero los socialistas parecen decididos a formar Gobierno con los votos del nacionalismo anexionista y la abstención de los proetarras. Esa es la línea que ha comenzado a explorar María Chivite con la aquiescencia de la dirección federal de su partido, a pesar de que el secretario de Organización del PSOE había asegurado días antes que no se apoyarían en los bildutarras para tomar la Presidencia foral.

Pero las palabras de José Luis Ábalos son papel mojado en el PSOE, donde toda traición encuentra acomodo, en consonancia con la falta de escrúpulos de Pedro Sánchez y su círculo de confianza.

No sería la primera vez que el PSOE de Sánchez se viera beneficiado por el partido de Otegi, que de hecho contribuyó decisivamente a que aquél se instalara en la Moncloa tras la moción de censura contra Mariano Rajoy, de infausta memoria. En esta ocasión, el exsecuestrador ha ofrecido su apoyo al PSOE en la comunidad foral a cambio de que sus compinches puedan seguir gobernando en el Ayuntamiento de Pamplona.

Este ominoso canje pone todavía más de manifiesto la desfachatez del Sánchez que carga contra el PP y Cs para evitar que pacten con Vox, partido de impecables credenciales democráticas, mientras se echa en brazos de los albaceas de la peor organización terrorista de las que han operado en España.

Los partidos del centro-derecha deben hacer todo lo posible para frustra los funestos planes de Sánchez para Navarra. Los enjuagues del PSOE con lo peor de la casta política nacional deben servir también para que los tres partidos que defienden sin ambages la Constitución pierdan cualquier reparo a la hora de negociar Gobiernos autonómicos y municipales. De lo contrario, Sánchez y sus aliados antiespañoles seguirán adelante con su vasta empresa de demoliciones.

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