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EDITORIAL

Se consuma la traición

Lo que se dispone a firmar Sánchez este martes es una felonía imperdonable, que debería suponer el fin de su carrera política y condenar irremisiblemente a lo que queda de su indigno Partido Socialista Obrero Español.

Suena inconcebible que el jefe del Gobierno de un país consolidado y próspero de la Unión Europa sea el principal instigador de la destrucción de su orden constitucional. Pero es la formidable realidad de la España de Pedro Sánchez, el felón.

En Barcelona, ante un auditorio purgado de esa mayoría de catalanes que ya no es que se sientan españoles sino que claman por que se les proteja de los desmanes de los miserables que les gobiernan y pretenden convertirlos en extranjeros en su propia patria, Sánchez ha desafiado a dos instituciones imprescindibles del Estado: la Justicia y la Corona. A la primera, dejando sin efecto una sentencia del Tribunal Supremo en contra del criterio de los propios magistrados y hasta de la Fiscalía. A la segunda, obligando a Don Felipe a sancionar con su firma el indulto a los autores del golpe sedicioso de octubre de 2017, que no triunfó en buena medida por el coraje mostrado por el monarca en esa hora decisiva.

Ni siquiera los sanchistas más serviles se creen la sarta de patrañas que desgranó el traidor en su discurso para justificar lo injustificable. Como el traidor, de sobra saben que el indulto no busca la reconciliación del resto de los españoles con "los catalanes", como dice la ignominiosa vicepresidenta Calvo, pues de hecho representa una puñalada a esa mayoría silenciada sometida por los sediciosos, sino el precio que, a costa de la Nación, paga aquél por seguir instalado en la Moncloa.

Mientras desplegaba su farsa infame, al traidor lo interrumpía incesantemente la canalla separatista, tan presente en el Liceo como ausente estaba la Cataluña constitucionalista, de nuevo dejada a los pies de los caballos de la horda sediciosa, que por supuesto no se conforma con los indultos de la vergüenza sino que exige la amnistía y un nuevo referéndum liberticida, objetivos que el traidor le ha puesto mucho más cerca.

Pedro Sánchez Castejón acaba de escribir una de las páginas más negras de la historia de la España democrática. Lo que se dispone a firmar este martes es una felonía imperdonable, que debería suponer el fin de su carrera política y condenar irremisiblemente a lo que queda de su indigno Partido Socialista Obrero Español.

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