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Federico Jiménez Losantos

El Flautista de Rabat y el Ogro tonto de Moncloa

El Flautista de Rabat ha brindado a Sánchez una oportunidad de oro para frenar la cuesta abajo electoral que lleva desde el ayusazo del 4M.

El Flautista de Rabat ha brindado a Sánchez una oportunidad de oro para frenar la cuesta abajo electoral que lleva desde el ayusazo del 4M.
Mohamed VI, en un viaje fuera de su país. | EFE

Cuatro mil padres marroquíes buscan desesperados a sus hijos, que el Rey Flautista de Rabat llevó con engaños a Ceuta, sacándoles del colegio diciendo que en Ceuta jugaban Cristiano Ronaldo y Messi, y ahora vagan por sus calles, a merced las mafias que podrían prostituirlos o venderlos. El Gobierno del Ogro tonto de la Moncloa se ha apresurado a colaborar en ese secuestro, si no trata, de niños marroquíes, y las almas buenas del PP, tan de poner la otra mejilla y por huir de Vox, dicen que hay obligación legal de acogerlos. Mentira. España no acoge menas, colabora en su secuestro.

Estado Emotivo, Estado Fallido

En lo que cabe denunciar como crimen de lesa humanidad, el amigo de la ETA que ministra Interior como Ganimedes la copa de Júpiter se ha puesto como loco a repartir menores por las autonomías, cuando no se sabe si tienen familia, que seguramente la tienen, ni si los están buscando, que es probable que lo hagan. Todo por vender la foto de los soldados haciendo de enfermeras, aunque no las enfermeras de soldados, que sería lo igualitario.

En un artículo antológico, Cristina Losada ha definido España como un Estado Emotivo, que respira emociones administradas y sensaciones televisadas. Y como avisa, un Estado Emotivo en el que nadie, empezando por el ejército que debe defender sus fronteras, hace lo que le corresponde, está condenado a ser un Estado Fallido. Desde el golpe de Estado de 2017 en Cataluña y la sentencia exculpatoria de Marchena eso es España. Véase la apoteosis de Junqueras en la investidura del gobierno de Puigdemont.

En ese aquelarre de impunidades, el representante de Vox hizo su papel de recién llegado a la Legión para defender lo que se deje defender, pero además hizo sobre la invasión de Ceuta por Marruecos el diagnóstico correcto: estamos colaborando en un secuestro de Estado, no en una labor humanitaria, de las que tanto les gustan a las colaus para el Tercer Mundo. Allí pueden exhibir la compasión que no tienen con la media Cataluña que habla español, a la que odian, persiguen, marginan y machacan a diario.

La gravedad de la invasión, que no migración

Gracias a la brillante política de comunicación del PP desde tiempos de Aznar, el héroe que se negó a cumplir la sentencia del Supremo contra el antenicidio, y Rajoy, sorayo entre los sorayos, que logró que no cerraran la Sexta y la Cuatro metiéndolas en Tele5 y Antena3, y salvó de la ruina a PRISA, a cambio de que la SER y El País no atacaran a Rajoy, Soraya y Montoro, la mayoría de los medios audiovisuales han impedido que los españoles entendieran la gravedad de lo sucedido en Ceuta. Los 8.000 ilegales que Marruecos metió en 24 horas en una ciudad de 80.000 habitantes equivalen a 80.000 en Sevilla, 90.000 en Valencia, 80.000 en Zaragoza, 150.000 en Barcelona y más de medio millón en Madrid y grandes ciudades anejas. Sin esa comparación es imposible entender el crimen marroquí y el espanto de los ceutíes, recluidos en sus casas, cerradas a cal y canto, sin poder mandar a sus hijos a la escuela, ir al mercado o pasear al perro. Como la mayoría de los periodistas son de izquierdas y muchos medios de extrema izquierda, se ha dirigido la atención del público al lagrimeo de los ahogados, a los niños salvados y al desempeño eficaz del Ejército en tareas sanitarias, no bélicas.

El resultado de una operación más de cambio de escenario o de telón es que en vez de percibir con claridad la invasión y cómo combatirla nos hemos entretenido en debatir si había que devolver a los menas o meterlos en albergues, que, como en Baleares, aseguran su integridad física y sexual. Es enorme la generosidad del español sentado, al que Lope achacó cólera. No se instalaba entonces en el tresillo ante la tele, que, tocando un botón, le permite pasar de la indignación moral al solaz ético y al morbo vengativo.

Anteanoche, por ejemplo, supimos que Sánchez, en vez de prever las consecuencias de que pasee por España el jefe del Polisario, denunciado por violación, pidió a María Teresa Campos el teléfono de Rocío Carrasco, para ver cómo soporta la inacción de la Justicia ante diez años de maltrato. El gran psicópata, incapaz de emoción ante las víctimas del terrorismo que semanalmente afrenta Marlaska llevando etarras a casa, preocupado por el docudrama del Ministerio de Igualdad y la Fábrica de la Trola. Asombroso.

Si Sánchez llega ser de izquierdas y español

Lo curioso es que el flautista de Rabat o de Castillejos, que es de donde se ha llevado más niños, ha brindado a Sánchez una oportunidad de oro para frenar la cuesta abajo electoral que lleva desde el ayusazo del 4M. Estaba entretenido plagiando un trabajo sobre las perspectivas de 2050 de varios países europeos, dirigido por un español en Oxford que lo denuncia por apropiación indebida. ¡Como si Sánchez supiera hacer otra cosa! Se ha apropiado indebidamente del PSOE, del Gobierno de España y del pasado glorioso de la Nación para enlodarlo. ¿Cómo no va a apropiarse del futuro?

Si fuera de la Izquierda clásica, habría jugado con cuatro elementos que el flautista le ha puesto sobre la mesa, para que elija a placer. Primero: la dignidad nacional ante la invasión mora, cuya aversión tiene seculares y hondas raíces populares, transversales en lo ideológico y manipulables en lo emotivo. Segundo: la muestra de fuerza frente a la trampa de los niños robados, anunciando un rearme del Ejército que pasaría a ocupar de forma permanente Ceuta, Melilla y puntos clave de Canarias para frenar la trata de seres humanos, en cayuco, a nado, o con la flauta de Mohamed. Tercero: la denuncia en Estrasburgo, la ONU y otros organismos internacionales de los crímenes de lesa humanidad cometidos por Marruecos contra España, en particular el avieso rapto de menores y su utilización para invadir Ceuta.

Denunciar las bases y renegociar la OTAN

Y cuarto: la denuncia del Tratado con Estados Unidos que permite la existencia de bases militares en nuestro suelo. Desde el momento en que los USA están respaldando expresamente a Marruecos cuando España está viendo cómo Marruecos ataca sus fronteras, se entiende que los Estados Unidos han traicionado el espíritu y la letra de la alianza, y corresponde al Gobierno de España revisar todos los puntos de la alianza, incluía nuestra participación en la OTAN si no se compromete a la defensa de Ceuta, Melilla y las Canarias, también atacadas mediante la inmigración ilegal y violentadas en sus recursos naturales por la apropiación de aguas españolas.

Si Sánchez fuera de izquierdas al modo clásico, que no excluía la condición nacional, esta exhibición de dignidad antiimperialista pondría a sus pies a toda las izquierdas pasadas, presentes y futuras, que nunca jamás pondrían en cuestión su liderazgo, y a buena parte de la Derecha, que no podría discutir lo serio de sus argumentos y lo razonable de su indignación.

El PP tendría muy difícil defender nuestra alianza con los USA, que nos han abandonado por la sencilla razón de que Rabat es más fiable que Madrid. Y Vox tendría la ocasión de reafirmarse frente pero no contra las izquierdas, criticar el mundialismo, abrir realmente unas bases sindicales y compartir el culto a la bandera que, desde el momento en que Sánchez anunciara estos cuatro puntos, exhibirían sus televisiones, desde la Isobaras en la Televisión Espantosa hasta Jorgeja y Carlota en Sálvame, Rociíto.

Pero Sánchez es de la izquierda actual, que ante todo odia a España y que hace del pacto con sus enemigos la única estrategia para seguir en el Poder. Por eso no se le ha ocurrido aprovechar la ocasión que le brindó el flautista de Rabat para frenar su camino hacia la derrota electoral. El Ogro de la Moncloa, a fuer de antiespañol, es tonto. Por eso no llegará a 2050.

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