Hace ya demasiado tiempo que asistimos a lo que yo llamo la desreconciliación entre los dos bandos de la Guerra Civil. Pensábamos que la Transición había servido para cerrar heridas. E incluso que ya en el franquismo se había producido, en buena parte, la reconciliación, porque es rara la familia española que no tuvo familiares en ambos bandos. Pero resulta que, desde el zapaterato, la Guerra Civil hay que revivirla. Hay que revivirla y hay que tomar partido. Por supuesto, por el bando de los buenos, que es el del Frente Popular. Con el advenimiento de Podemos, el revival guerracivilista ha tomado mucha más fuerza. Y claro está, la fecha del 18 de julio se presta a atizar sectariamente la disputa. Por ejemplo, en este tuit de Juan Carlos Monedero:
Imagina: golpistas, con la extrema derecha alemana e italiana, se alzan en armas. Besas a los tuyos y eliges pueblo. pic.twitter.com/00ZSITqfET
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) 17 de julio de 2016
O en este de Íñigo Errejón:
Esta noche hace 80 años, las mejores de nuestras abuelas y abuelos comenzaban a salir en alpargatas a luchar por los humildes y la libertad
— Íñigo Errejón (@ierrejon) 17 de julio de 2016
Total, que aquí van estos serventesios míos, dedicados al asunto.
Son buenos los que diga Juan Carlos Monedero.
Y malos, por supuesto, lo somos los demás.
La guerra está en los libros. Supuestamente. Pero
se busca la revancha, volviendo el tiempo atrás.
Ya son ochenta años, y siguen con lo mismo.
Que si mi bisabuelo del Frente Popular.
Que si la dictadura. Que si el antifascismo.
Que si las tricolores volvieran a ondear.
Para sus objetivos precisan dos Españas.
No caben medias tintas. No sirve el color gris.
La historia se reescribe con bulos y patrañas.
Después de ochenta años, no vale este país.
Aparte de sectarios, resultan ya cansinos.
Los buenos y los malos, sin más vacilación.
Los suyos fueron víctimas; los otros, asesinos.
Ni dudas, ni indulgencias, ni pactos, ni perdón.
La guerra hay que rehacerla. No vale el resultado.
Nos llevan a los tiempos de crudo treinta y seis.
Los nietos y bisnietos, en uno y otro lado.
Los buenos, con Podemos. Vosotros ya veréis.