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José García Domínguez

El ventilador del estiércol catalán

Esa gran idea suya de salvar el culo de los sediciosos con el dinero de los contribuyentes plantea algún pequeño inconveniente leguleyo.

Esa gran idea suya de salvar el culo de los sediciosos con el dinero de los contribuyentes plantea algún pequeño inconveniente leguleyo.
El consejero de Economía catalán, Jaume Giró. | EFE

Jaume Giró, el simpático humorista que ahora dirige las finanzas de la Generalitat republicana, acaba de ordenar a sus propios en el Instituto Catalán de Finanzas que destinen 5,4 millones de euros de dinero público a avalar la nada presunta malversación de fondos públicos cometida, entre otros, por su antecesor en el cargo. Algo, la orden del simpático Giró de prevaricar a calzón quitado, que viene siendo lo mismo que indicar a esos funcionarios que atraquen a mano armada el banco al que acuden a trabajar todas las mañanas. Y es que esa gran idea suya, la de salvar el culo de los sediciosos con el dinero de los contribuyentes, plantea algún pequeño inconveniente leguleyo. Puñetes que podrían acabar con Giró inhabilitado y, si se pusiera muy tonto, incluso en la cárcel. Pues ocurre que los estatutos de esa entidad financiera pública, el ICF, dejan meridianamente claros cuáles son los límites de las operaciones que queda autorizada a emprender. Así, su potestad para conceder avales se limita a ofrecer garantías en operaciones de crédito que tengan como destino "construir nuevas instalaciones, ampliar o modificar las existentes, adquirir maquinaria u otros medios de producción o de prestación de servicios o potenciar la actividad productiva actual o futura". Punto.

A eso, y solo a eso, puede destinar sus fondos el Instituto Catalán de Finanzas. Porque la de contribuir dinerariamente a rehabilitar delincuentes, tanto confesos como presuntos, es competencia exclusiva de la Dirección General de Instituciones Penitenciarios, no del ICF. Al periodista Giró, que de economía y finanzas no sabe nada pero que se conoce de memoria todas las perrerías del oficio político, le ha faltado tiempo para señalar con el dedo a Aragonès a fin de que el ventilador el estiércol empiece a funcionar. Que tomó la decisión únicamente "tras debatirlo con él president Aragonès", dice. Con quien no parece que lo debatiera mucho fue con el todavía presidente del Instituto Catalán de Finanzas, un Albert Castellanos Maduell, el pringado de la Esquerra llamado a comerse el marrón. Hombre fatalista, el tal Castellanos Maduell ya ofrece a estas horas su currículum laboral en el portal Linkedin con el siguiente enunciado: "Hola a todos. Estoy buscando una nueva función y apreciaría vuestro apoyo. Gracias por adelantado por vuestros contactos, consejos u oportunidades que podáis ofrecerme. # OpenToWork". Dura vida la del artista.

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