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José García Domínguez

Lágrimas de cocodrilo

¿Cómo va a ser Cataluña una más, igual que el resto, si la gente de Bono votó a favor de un Estatuto que se refiere a sí mismo nada menos que como un "pacto" entre Cataluña y España?

A imagen y semejanza de lo que ocurre con Jannette Fraga Iribarne, que es rebelde porque el mundo lo hizo así, no hay barón que se precie en el Partido Socialista que todas las mañanas deje de untarse la cara con betún retórico con tal de que lo asocien a ese Kinder Sorpresa que dice llamarse Barack Obama. No obstante, uno sospecha que, en su fuero interno, el único moreno que en verdad pone a don Manuel continúa siendo Idi Amín Dadá.

Como igual barrunta que, en el fondo del fondo, todos esos mandarines domésticos del PSOE, en quien se ven reflejados es en otro cortado descafeinado y con mucha leche pasteurizada, uno que en vida no respondía precisamente por Barack sino por Boabdil. De ahí que los Pérez Touriño, Chaves, Iglesias, Barreda y satélites anden llorando como presidentes autonómicos lo que en su día no fueron capaces de defender como muñidores de escaños –es decir, de vidas y haciendas– al votarse el redactado definitivo del Estatut en las Cortes.

Ora el manchego: "Cataluña se tiene que acostumbrar a que es una autonomía más". Ora el gallego: "Cataluña no puede tensionar las costuras del Estado". Ora el imán Zarrías, a la sazón almuecín mayor del Califato: "Es infantil que Cataluña culpe al Gobierno de la falta de acuerdo". Ora el otrora Marcel.li : "No puede haber un acuerdo con Cataluña y otro con todos los demás".

Y sin embargo, ¿cómo va a ser Cataluña una más, igual que el resto, si la gente de Bono votó a favor de un Estatuto que se refiere a sí mismo nada menos que como un "pacto" entre Cataluña y España? ¿Cómo no habría de tensionar Cataluña las costuras del Estado si los socialistas gallegos apoyaron que el "principio de bilateralidad" fuera la confederal filosofía que ha de regir la atribución de competencias, la financiación y las relaciones con el Estado de esa Comunidad?

¿Cómo no va a haber un acuerdo aparte con Cataluña en materia de financiación si el Estatut incluso prescribe que, por ejemplo, Baleares y Extremadura no pueden disponer de servicios públicos educativos y sanitarios de idéntica calidad? ¿Y cómo cabe tachar de "infantil" el que Montilla exija, simplemente, que se cumpla la ley, cuando los socialistas andaluces avalaron en las Cortes que, por ignotas razones de orden mítico-histórico, la novena provincia debía gozar de un estatus jurídico privilegiado ?

Y ahora, cuando toca hacer caja, las patrióticas y desconsoladas lagrimitas de cocodrilo goteando en comandita. A buenas horas, mangas verdes.

En España

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