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Juan-Mariano de Goyeneche

En la muerte de Dijkstra

Quitando a Barrapunto, que ha sido quizá el primero en dar la noticia a nivel mundial (antes incluso que la Universidad de Texas, de la que era profesor emérito), muy poco eco ha tenido en los medios de comunicación españoles la muerte, el día 6 y víctima del cáncer, de Edsger Wybe Dijkstra.

Nacido en Rotterdam en 1930, pocos como él han tenido tanta influencia en el mundo de la computación.

Era el padre de la programación estructurada, que permite escribir cualquier programa de ordenador haciendo uso de un pequeño conjunto de construcciones lógicas. Pese a que él y sus colegas la propusieron a finales de los 60, esa misma técnica y esas mismas construcciones siguen utilizándose hoy en la mayoría de los programas, sin duda también en los que el lector está ahora mismo empleando para acceder a este artículo.

La frase "eso se resuelve aplicando Dijkstra" le resulta familiar a todo el que se ha acercado al mundo de la algoritmia, y suyas son también otras invenciones, como la de los semáforos aplicados a situaciones de concurrencia en programación y sistemas operativos que, aunque imperceptibles para el usuario, se están aplicando continuamente en su ordenador. En Internet se pueden encontrar muchos de sus manuscritos, así como su famoso artículo sobre lo dañina que es la orden GO TO en programación.

Entre otros muchos que recibió, en 1972 le fue concedido el premio Turing, internacionalmente reconocido como el Premio Nobel de la computación.

Pero no querríamos caer en la tentación de repetir datos biográficos que el lector podrá encontrar fácilmente en Internet; por ejemplo en su obituario.

Gracias a mi amigo Álvaro Martínez Echevarría, que tuvo la oportunidad de conocerle en la Universidad de Texas, podemos dar otro tipo de pinceladas relacionadas con su forma de ser y sus ideas.

Dijkstra pensaba que desde hace muchos años hay una tendencia a tratar a los programadores -y a la gente en general- como estúpidos, trivializando las dificultades de la programación y eliminando cualquier cosa que pueda oler a riguroso o a estricto. Como consecuencia, los estudiantes reciben cada vez una educación más superficial y menos rigurosa.

¿A alguien le suena ese problema?

También pensaba que para muchos profesores universitarios, los estudiantes son un problema en lugar de un apoyo fundamental. Él, en cambio, aseguraba que, probablemente, había aprendido tanto o más de la enseñanza y de sus alumnos que de sus propios colegas de profesión. Para Dijkstra, ahora se ha perdido el respeto en ambos sentidos, tanto de profesores a alumnos como de alumnos a profesores. Muchos alumnos van a clase y ni siquiera saben cómo se llama la persona que les está intentando enseñar, y los profesores van al aula a sufrir un doloroso trámite.

Otra observación sobre la que, seguramente, también aquí podríamos sacar provechosas consecuencias.

Como buen y riguroso matemático, amante de las demostraciones formales, Dijkstra llevaba décadas predicando en contra de las propiedades didácticas de los dibujos que, según él, distraen a la mente de lo más importante y la desvían hacia detalles fútiles, opinión que quizá le causara alguna discusión familiar con su hijo Rutger, también matemático. En mayo de 2000, coincidiendo con su cumpleaños, la Universidad de Texas le dio a Dijkstra padre un homenaje en el que se produjo una concentración de Premios Turing por metro cuadrado poco habitual. Uno de los que intervino fue el propio Rutger y allí, en mitad de su presentación y delante de su padre, puso una transparencia con un esquema, al mismo tiempo que decía: "una de las cosas más importantes que he aprendido de mi padre es que hay que utilizar dibujos", lo que despertó carcajadas en el auditorio, incluyendo al homenajeado.

Sobre la Inteligencia Artificial dijo una vez: Preguntarse si los ordenadores pueden pensar es como preguntarse si los submarinos pueden nadar. Pero, quizás, la mejor forma de terminar este necesariamente breve homenaje al finado sea recordando otra de sus frases más célebres: Si, dentro de 10 años, un día estás programando una solución rápida y cutre y, de repente, me imaginas mirando por encima de tu hombro y piensas "a Dijkstra no le hubiera gustado esto", ésa será suficiente inmortalidad para mí (If 10 years from now, when you are doing something quick and dirty, you suddenly visualize that I am looking over your shoulders and say to yourself, "Dijkstra would not have liked this", well that would be enough immortality for me).

Sin duda, ésa es una inmortalidad que ya ha conseguido. Desde hace mucho tiempo.

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