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Pablo Molina

Las monjas mediáticas de Francisco

Con las cosas que dice el Papa, ¿con qué autoridad van los pobres obispos catalanes a meter en cintura a esas dos religiosas descontroladas?

Con las cosas que dice el Papa, ¿con qué autoridad van los pobres obispos catalanes a meter en cintura a esas dos religiosas descontroladas?
LD

Las dos monjas catalanas que han cambiado el cenobio por los platós de las televisiones de progreso han sido apercibidas de sanción y son duda para las próximas elecciones generales. En los obispados a los que pertenecen Teresa Forcades, la monja que denunció la conjura de las farmacéuticas para forrarse a costa de nuestra salud, y Lucía Caram, admiradora de Mas, seguidora furibunda del Barça y musa del gran Jesús Cintora, les han sugerido que reduzcan su exposición mediática para poder compatibilizar el ajetreo televisivo con su vida monástica. Los prelados no parecen entender el carisma evangélico de la cruzada de las dos religiosas, dedicadas a tiempo completo a anunciar el marxismo en los Laudes, el separatismo en Vísperas y el derecho el aborto en Completas.

Este apercibimiento episcopal puede llegar a tener consecuencias; no para las susodichas, por supuesto, sino para los obispos que se han atrevido a censurar la actitud de unas religiosas cuyas inquietudes políticas y declaraciones públicas están en perfecta comunión con el titular del Trono de Pedro. Francisco también denuncia el sistema de libre mercado porque se fundamenta en "la desigualdad y la exclusión" y exige acabar con "el dominio absoluto de los mercados y su especulación financiera", porque “tal sistema mata”. Las hermanas Caram y Forcades no hacen más que aplicar esta sana doctrina vaticana, adaptándola a “las condiciones materiales” de sus respectivos apostolados.

En Murcia hay un cura de extrema izquierda, defensor de la teología de la liberación y de la expropiación de los bienes de la Iglesia, que escribe soflamas incendiarias contra el "sistema del 78" y ejerce de referente ético y político de la cosa podemita. Hace poco lo vi en una foto con Francisco estrechándole la mano (besarle el anillo es de fatxas) y felicitándose por sentirse tan "arropado" por el Sumo Pontífice, el primer Papa que aboga por "una democracia real y de los pueblos". Si el Papa actúa así, ¿con qué autoridad van los pobres obispos catalanes a meter en cintura a esas dos religiosas descontroladas? Eso en el caso de que crean sinceramente que este perroflautaje monjil resulta intolerable, algo que, según anda la curia catalana, todavía está por ver.

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