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Pablo Planas

Las portadas, el coronel y los muertos

Están enterrando a los muertos con toneladas de mentiras. Mentiras como esa portada única de la prensa de papel mojado en la que se asegura que "salimos más fuertes".

Están enterrando a los muertos con toneladas de mentiras. Mentiras como esa portada única de la prensa de papel mojado en la que se asegura que "salimos más fuertes".

Están enterrando a los muertos con toneladas de mentiras. Mentiras como esa portada única de la prensa de papel mojado en la que se asegura que "salimos más fuertes". ¿De dónde salimos? De un sistema democrático estamos saliendo, eso seguro. Gobiernan España quienes odian a España y a los españoles, en no pocos casos sus propios votantes.

El Gobierno ha pagado este lunes las tapas de todos los diarios impresos en una primera demostración de fuerza del día que rememora el editorial único de la prensa catalana con el que se sentaron parte de las bases del proceso separatista. El monopolio gubernativo de las portadas es la constatación de que una gran parte de los medios, ahogados por sus costes industriales y la caída de la publicidad, no tienen más remedio que vender su alma al diablo y publicar mentiras en forma de anuncio en primera y a toda plana.

La toma de las portadas por parte de un Gobierno no es una práctica inédita. Lo sorprendente es la bochornosa y gruesa mentira, ese ofensivo e insultante "salimos más fuertes" imposible de digerir para quien haya perdido a un ser querido, su trabajo, no haya cobrado aún por el ERTE o se pase las mañanas en las colas del hambre. "Más fuertes" dice el Gobierno que desoyó los avisos de dentro y de fuera, que hizo el ridículo en los mercados internacionales con la compra de material sanitario, que dejó morir a miles de personas en las residencias de mayores sin atención médica, que en vez de luchar contra el virus ataca al PP y a Vox y en un alarde de absoluta miseria moral y mental culpa a esos partidos de su pacto con los herederos del terrorismo etarra.

El segundo golpe de efecto en orden cronológico ha sido la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid. El argumento del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, es la "pérdida de confianza". A partir de ahí concurren varias causas y circunstancias. En primer lugar, la Guardia Civil ha investigado por orden judicial la posibilidad de que destacados miembros del Gobierno hubieran cometido delitos en la gestión de la pandemia, como por ejemplo alentar la manifestación del 8-M cuando ya se tenía plena constancia de la letalidad del coronavirus y su presencia en España. De hecho, los periódicos del 9 de marzo hablaban de 660 contagiados y 17 fallecimientos atribuidos oficialmente al covid-19. A saber cuántos más se asignaron a la famosa gripe fuerte.

Que los guardias civiles al mando de De los Cobos tengan un papel determinante en la instrucción judicial que podría llevar a más de un alto cargo a la cárcel no parece casual en el cese. El Gobierno quería información y De los Cobos no podía facilitarla por la separación de poderes, la independencia judicial, el secreto de sumario y todas esas cosas con las que este Ejecutivo se limpia esa parte.

En segundo lugar, el blindaje de la Villa Tinaja de los Ceaucescu de Galapagar ha provocado no pocas tensiones, incluso operativas, entre la Comandancia y el ministerio de Marlaska. Para evitar los escraches a los introductores de los escraches en España, la Guardia Civil ha tenido que desasistir algunos puestos y poblaciones de Madrid. Sin embargo, al Vicepandemias y señora les debe parecer poco.

En tercer lugar, Grande Marlaska cumple con una de las peticiones más insistentes del separatismo catalán, toda vez que el coronel fue una pieza clave para desactivar el golpe de Estado de octubre de 2017 y parar los pies al entonces jefe de los Mozos de Escuadra, Josep Lluís Trapero, cuyo operativo ante el referéndum ilegal fue una de las mayores burlas sufridas por la democracia en España.

De los Cobos era un personaje incómodo para este Gobierno. Demasiado recto y riguroso, fiel cumplidor de la ley y hombre de palabra.

Está por ver que con el sacrificio del coronel ERC y Torra y Puigdemont le faciliten a Sánchez otra prórroga del estado de alarma. Un tipo como Rufián ya ha dejado claro que con la destitución no les vale, que quieren ver a De los Cobos en el banquillo. Poca broma. Rufián es de los que mandan en España, para escarnio de millones de españoles que conforman una amplia mayoría. Ni que decir tiene que De los Cobos se merecería un reconocimiento y todos los homenajes posibles por su actuación en Cataluña, cosa que en la España que va de cabeza a una dictadura socialcomunista y separatista no es precisamente factible.

Para acabar de redondear otro día de infamia en la historia de este doliente país, el Gobierno ha decidido reducir el número de muertos por el coronavirus porque así le ha debido salir del níspero a Sánchez. Es lo nunca visto. En vez de muertos, resucitados. Ni Xi Jinping se ha atrevido a tanto. Así es que donde el domingo había 28.752 muertes por coronavirus este lunes se ha pasado a 26.837, casi dos mil menos, sin más explicación que la de un cambio metodológico, otra pirueta más para negar la realidad, otra mentira, otro escarnio a los muertos y sus familias.

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