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Pablo Planas

Los separatistas escoceses celebran la muerte de David Bowie

Son tan abyectos que han inundado las redes sépticas de mensajes tales como que el cantante ha muerto porque "el unionismo provoca cáncer".

Quienes tenían guardadas botellas de cava para celebrar el entierro del Prusés ya las pueden ir guardando, vino a decir Artur Mas en su discurso de hasta luego en el consejo nacional de CDC. El expresidente en funciones de director de orquesta se atiene al castizo refrán de que todos son de su condición y capaces de brindar por el daño ajeno. Pero no. Tal vez corrió el cava entre cuperos, convergentes, parásitos, trincones y palafreneros del Prusés. Es decir, entre los suyos y los que le han traicionado. Al resto de la humanidad, excluidos periodistas, negociantes, comisionistas y chupatintas, le importa un bledo Mas y no tiene nada que celebrar.

Hay que estar muy podrido por dentro para columbrar que quienes no piensan como uno son el mero enemigo que brindaría con un espirituoso o un digestivo por la muerte política o real de un disidente ideológico. No es extraño, sin embargo. Acaba de pasar tras el fallecimiento sin adjetivos del artista David Bowie. La muerte del Rey del Glam ha desatado el subconsciente incontinente de algunos separatistas escoceses, que se alegran del óbito porque el finado se mostró contrario a la separación escocesa del Reino Unido. Son tan abyectos que han inundado las redes sépticas de mensajes tales como que el cantante ha muerto porque "el unionismo provoca cáncer", informan el Daily Mail y otros medios anglosajones.

Bowie merecía morir porque era "unionista", que curiosamente es el mismo epíteto que emplean los nacionalistas en Cataluña para tachar a constitucionalistas (PP y Ciudadanos) y a quienes pretenden un referéndum pactado, como el PSC y la versión doméstica de Podemos.

El nacionalismo es lo que tiene, una cobardía de tal calibre que brinda por los muertos que no ha matado. No, exhonorable presidente regional. Nadie ajeno a su entorno personal o político ha brindado por su dimisión. La situación no es como para tomársela a cachondeo y vuecencia importa menos ya que Ibarretxe el del plan.

Señor Mas, consulte a su terapeuta, no se deje influir por los más de cinco mil sujetos que en la web change.org piden que la Plaza de España de Barcelona, donde la Feria, se llame Plaça Artur Mas. Haga algo de provecho y váyase de una vez. Es cierto que su sucesor (tiempo habrá de determinar si es traidor o delfín) quiere expulsar a los invasores de Cataluña. Carles Masdelomismo i Puigdemont, el exalcalde de chirona, sólo quiere foragitar a los invasores, verbo que en su traducción al español suena a vomitar y significa lo mismo, esto es, expulsar o ahuyentar. Pero de sus deseos, diputado aforado Mas, se desprende que no se trata de devolvernos, sino de brindar a la salud de cadáveres de carne y cenizas.

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