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Pablo Planas

Pedraz, el juez del Twitter

Ojo a lo que ha dicho el señor magistrado 2.0.

Ojo a lo que ha dicho el señor magistrado 2.0.

La vomitiva foto de los asesinos como si posaran para la orla de la universidad muestra hasta qué punto la realidad puede superar las peores expectativas. Hace sólo unos meses, semanas tal vez, la simple proposición del acto a cara descubierta de los etarras hubiera resultado demasiado cruda como hipótesis plausible. Nadie con un manejo cabal de las claves políticas del País Vasco hubiera supuesto que al trágala de las excarcelaciones se sumara un photo call en Durango con el Pajillero de Tolosa, la Bombi de Rentería y el Pedetarra de Basauri, y así hasta unos sesenta. Pero como cada día supera al anterior, el último coletazo de la instantánea es que el juez de la cosa, Santiago Pedraz, se haya explicado y replicado al respecto por Twitter. Sí, por la red social que utiliza Kiko Rivera para solazar a sus seguidores con el relato telegráfico y pormenorizado de su vida y obra. Así que el epílogo momentáneo del "conflicto" vasco no se ha producido en sede judicial o parlamentaria, que es lo que cabría esperar en países normales, sino en el popular medio que emplea alguna gente para insultar sin límites, para cortar con la pareja o para comentar lo del gran hermano.

Los defensores del Twitter argumentarán que la discusión on line entre un juez de la Audiencia Nacional y un político del PP vasco (a las diez de la noche de la víspera de Reyes, según el registro digital) es un ejemplo de la consolidación del fenómeno que abre nuevas perspectivas a los usos sociales de las tecnologías, o alguna pavada por el estilo. Y que todo el mundo sabe lo que es el Twitter y lo utiliza, hasta las víctimas del terrorismo. Más tierra sobre ellas, el juez dando explicaciones a través de la red social, a toda pastilla, un domingo por la noche. Para que luego digan que la justicia es lenta o que los jueces no trabajan por las tardes. Así, los mutilados y las familias de los muertos no se tienen que esperar a que se sigan los conductos habituales para conocer de lo suyo. Pedraz ha sentenciado en Twitter (perdón por la insistencia) que las asociaciones de víctimas no se personaron como parte, por lo que era imposible cancelar la función de Pakito el Potas, Kubati y el Litronas; que hubiera prevaricado; que el Estado de Derecho impide que un juez restrinja un derecho fundamental sin petición de parte. Ojo a lo que ha dicho el señor magistrado 2.0.

En el mundo real, los asuntos legales son lentos y complicados, complejos sistemas de papeles, sellos y plazos que requieren tiempo y dinero en cantidades descomunales. Conseguir una orden de alejamiento (que no sirve para nada) está sujeto a unos procedimientos tan sofisticados que puede ocurrir que su confirmación sea posterior a la fecha de defunción de la demandante, por ejemplo. Pleitear en un caso de ocupación, embargo o desahucio es entrar, o más bien ser empujado, a una dimensión desconocida de la lógica en la que las víctimas son verdugos, los inocentes, culpables y la ley, un eufemismo. Y así en todos los casos. Es el sistema. De ahí que la irrupción de Pedraz en las redes sociales pueda ser contemplada no sólo como un atajo sino como un hallazgo jurisprudencial para la emisión de fallos de 140 caracteres, como máximo, las 24 horas del día, feriados incluidos. Que hayan sido las víctimas del terrorismo las primeras en ser sometidas a esta nueva justicia, más ágil y resolutiva, no es más que la prueba de hasta qué punto su dignidad ha sido menoscabada incluso por los jueces. Ahora, lo suyo se dirime en Twitter, donde los linchamientos (virtuales, eso sí) son de lo más habitual. Se conoce que el juez ha aumentado su lista de seguidores.

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