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Pablo Planas

Podemos: el estado catalán de la república federal

El partido de Iglesias no podía renunciar a las oportunidades que ofrece la política catalana para dinamitar España.

El partido de Iglesias no podía renunciar a las oportunidades que ofrece la política catalana para dinamitar España.

Podemos es el ingrediente que le faltaba a la escudella catalana, la morcilla de mondongo y las manitas de cerdo; grasa y gelatina en vena y en olla a presión. El espectáculo promete. El domingo 21 en Barcelona es el evento, aún sin escenario. Pablo Iglesias se anuncia en plan Manu Chao, que igual toca y lo mismo canta en una casa okupada que en el Palau de la Música.

El partido de Iglesias no podía renunciar a las oportunidades que ofrece la política catalana para dinamitar España. Mas, Junqueras, Forcadell y la monja Forcades se sobran para el empeño y acumulan méritos, pero no hay que desdeñar la contribución de Iglesias y sus camaradas y camarados. Podemos tiene un plan para Cataluña destilado en la secretaría de Plurinacionalidades, sectorial dedicada al estudio de las peculiaridades regionales y el encaje de los pueblos hermanos. Al frente de tal grupo se encuentra Gemma Usabart, el contacto de Iglesias para el expediente catalán.

Como no podía ser de otra forma, Podemos está a favor de celebrar un referéndum sólo para catalanes sobre el futuro de España. Hay que partir de cero, dice Usabart mientras desliza la teoría de que muchos independentistas preferirían vivir en la España de Iglesias antes que en la Cataluña independiente de CiU. Sugerente reflexión del tipo "antes roja que rota", por la que integridad de la Nación dependería de la culminación de los delirios de Iglesias, Errejón y Monedero.

La tesitura de Usabart no contempla la posibilidad de que la España de Podemos y la república catalana sean causa y consecuencia y al revés. En cualquier caso, plantea un dilema del tipo silla eléctrica o inyección letal, porque la Cataluña independiente y el resto de España bajo la bota de Iglesias se antojan paisajes como para ir pensando en preparar las maletas y pedir asilo en Albania, que es una democracia parlamentaria con más garantías que las que presenta nuestro futuro inmediato.

Por poder, puede que Podemos desinfle o disperse el separatismo. Es indudable el atractivo que ejerce entre las bases indepes la panorámica de una España radikal frente a una Cataluña en la que los insurrectos ya están en el poder, llevan corbata y son siempre los mismos. Y ahí es donde Podemos vende la proclamación de independencia de Companys: "El estado catalán de la república federal española".

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