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Pedro de Tena

La batalla cultural que algunos no entienden

La batalla cultural es una forzosa pelea por la verdad desnuda de los hechos para que alguna vez los españoles podamos reconciliarnos

El que fue hasta hace poco catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, Antonio Nadal Sánchez, uno de los impulsores del PSOE del interior del que fue vocal del Comité Nacional hasta 1976 y militante hasta 1977, acaba de mandarle una carta al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. En ella solicita que el próximo día 24 de septiembre sea declarado "fecha de reconocimiento y recuerdo de quienes murieron como consecuencia de las excarcelaciones (sacas) de la prisión de Málaga." Fueron, según los datos que aporta, 3.406 las personas asesinadas durante el mando republicano que se mantuvo en la ciudad hasta 1937.

Cuando se utiliza la "memoria histórica" para hablar de la Guerra Civil en Málaga – y puede comprobarse fácilmente -, sólo se alude habitualmente a la que fue calificada como "desbandada". Por ejemplo, en la Wikipedia puede leerse que tal acontecimiento "fue un ataque a civiles por parte del bando sublevado ocurrido durante la Guerra Civil Española, el 8 de febrero de 1937, tras la entrada en Málaga de las tropas franquistas. Una multitud de refugiados (?¿) (por cierto, que dejando a muchos camaradas abandonados a su suerte) que abarrotaban la carretera huyendo hacia Almería, ciudad bajo control del Ejército Popular Republicano, fue atacada por mar y aire causando la muerte a entre 3.000 y 5.000 civiles." Habría mucho más que decir de esta tragedia, desde luego. Por ejemplo, bien estuvo que el alcalde de la Torre prologara textos y encabezara actos sobre la publicitada "espantá". Pero, ¿qué pasa con los 3.406 civiles asesinados de los que nunca ha hablado, precisamente él, que fue nombrado por el régimen franquista presidente de la Diputación de Málaga en 1971?

Aparece en muy pocas partes y cuando aparece, lo hace enmarañada y oscuramente, que tal día señalado por el profesor Nadal, especialista y estudioso de la Guerra Civil en Málaga desde 1979, el 24 de septiembre de 1936, tuvo lugar la "saca" carcelaria más intensa y de mayor impacto de personas consideradas de derechas para, al estilo posterior de Paracuellos, proceder a su fusilamiento o eliminación. Por ello, el profesor Nadal pide un acto de reconocimiento para todas aquellas personas y propone que el homenaje se celebre en la puerta de la cárcel aún existente. Además, pide al alcalde del PP, Francisco de la Torre, que se impulse la construcción de un monolito con los nombres de las 3.406 personas asesinadas bajo el gobierno republicano en la provincia malagueña.

En los fundamentos históricos para justificar su iniciativa, el profesor Nadal que, por cierto, tiene familiares fusilados por el bando nacional, cita bibliografía y aporta datos contrastados. De ellos, puede leerse el testimonio preciso del franciscano Tomás López que contó las "sacas" y el número de los "sacados" y de lo que lo informe en su libro Treinta semanas en poder de los rojos, que está disponible en formato digital, y que es un relato convincente de lo que pasó en Málaga desde julio de 1936 a febrero de 1937.

La batalla cultural, en este campo, trata de que la verdad detallada de los hechos, de todos los hechos, sea puesta en plano de igualdad sin resaltar unos y silenciar otros por interés sectario. No se trata de partidismo. Se trata de la democracia. No serán nunca posibles democracia y convivencia si son los políticos los que dictan la historia y si son algunos de ellos los que siguen queriendo borrar a media España del mapa. Convivir exige respeto a la verdad y tolerar la existencia de quiénes no piensan como uno considerando como principio moral que tienen derecho a ello.

Como ocurre en el caso de Málaga, no puede ser que en nombre de la democracia, por ejemplo, se le quite en Cádiz el nombre del rey Juan Carlos I a una avenida mientras se mantiene el nombre de Fermín Salvochea, anarco-terrorista según su amigo Pedro Vallina, en calles, colegios y demás entidades civiles. No puede ser que el bombardeo de Guernica sobreexista y el de Cabra, una población civil bombardeada en 1937 por el gobierno de la República, entre otras poblaciones más, apenas se conozca. Y así podríamos seguir y seguir.

La batalla cultural es una forzosa pelea por la verdad desnuda de los hechos para que alguna vez los españoles podamos reconciliarnos reconociendo todo el daño causado por unos y otros. "Existe en todas las capas sociales de nuestro país el deseo de terminar con la artificiosa división de los españoles en «rojos» y «nacionales», para sentirse ciudadanos de España, respetados en sus derechos, garantizados en su vida y libertad, aportando al acervo nacional su esfuerzo y sus conocimientos." Esto decía, no el PP, no Vox, no Ciudadanos, no el PSOE, sino el PCE en su Declaración por la reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica del problema español de junio de 1956. Eso es lo que quiso la Constitución de 1978, lo que quiso la transición y lo que queremos millones de españoles.

Pero justo es eso es lo que no quiere una buena parte del PSOE desde 2004 y el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, ni quiere el Podemos de la familia y amigos de Pablo Iglesias ni sus diferentes marcas, ni quiere la Izquierda Unida comunista hundida por los Garzón.

A ver, señores de la derecha, del centro y de la socialdemocracia (si tal cosa existe), ¿qué parte de esta batalla cultural por la verdad histórica, por la democracia y por la libertad que, solo, ignorado, marginado y sin ayuda alguna, encarna el catedrático Antonio Nadal en Málaga, es la que no se entiende?

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