
El 4 de diciembre de 2019, Jorge Ignacio Palma se presentó en el cuartel de de la Guardia Civil de Carcaixent (Valencia) para confesar que había descuartizado el cuerpo de Marta Calvo y posteriormente había tirado sus miembros a distintos contenedores. La joven, de 25 años, llevaba un mes desaparecida. No se sabía nada de ella desde la madrugada del 7 de noviembre de ese mismo año, cuando mandó a su madre, Marisol Burón, un mensaje de WhatsApp con la ubicación de la casa en la que había quedado con un hombre.
Se trataba de la vivienda que tenía alquilada -en la localidad de Manuel- Jorge Ignacio Palma, ahora acusado de la muerte de Marta y otras dos mujeres, con el mismo modus operandi: introduciendo grandes cantidades de cocaína en sus partes íntimas, sin su consentimiento. Estaba previsto que declarase este martes en el juicio que se sigue contra él en la Audiencia Provincial de Valencia, pero su comparecencia se ha tenido que posponer por varias complicaciones médicas que se presentaron en la sesión de ayer y que retrasaron la declaración de varios testigos.
Finalmente tendrá lugar mañana y sólo responderá a las preguntas de su defensa. El principal objetivo de su comparecencia es despejar las incógnitas respecto a la desaparición del cadáver de Marta. La versión del acusado no cuadra a los expertos. Los médicos forenses señalan que descuartizar a una persona no es fácil, hay que conocer la técnica y también tener las herramientas adecuadas para llevarlo a cabo. "Es muy difícil desmembrar un cadáver por la rigidez del cuerpo", advierte uno de ellos. Consideran que "o lo había hecho en más de una ocasión, o no la descuartizó".
Por otra parte, señalan que "es imposible limpiarlo todo" sin que quede "algún resto", señala uno de los especialistas de la Guardia Civil. "Hay fluidos que no se pueden quitar", insiste, "aunque los limpies a la vista, el olor hubiese sido captado por el perro". Tampoco han encontrado nada en las inspección de los vertederos. "Se removieron unas 16.800 metros cúbicos de basura", destaca otro de los agentes. Todos coinciden en que la versión de Palma no es creíble.
¿Dónde está mi hija?
El juicio contra Jorge Ignacio Palma entra en su fase final. Se le imputan: tres de homicidio, once de abusos sexuales y uno contra la salud pública. La Fiscalía pide para él 130 años de cárcel, mientras que las acusaciones particulares elevan la petición a prisión permanente revisable. No obstante, la familia de Marta insiste en que lo más importante es que el acusado revele dónde está su cuerpo.
"Eso es lo único que quiero, saber dónde está mi hija", ha dicho la madre de la joven a su llegada a la Audiencia Provincial de Valencia. "Creo que mi hija está entera, y no sé dónde", ha añadido visiblemente afectada. Su esperanza está puesta en que Palma -que confesó el descuartizamiento pero se desvinculó de su muerte- "declare lo que ha hecho" y diga por fin dónde está el cadáver de Marta, para poder continuar su duelo.
"La esperanza es lo último que se pierde", ha indicado Marisol Burón, "y voy a tener la esperanza de que diga dónde está mi hija. Es lo único que quiero". Eso sí, espera que no se acoja a su derecho a no declarar, que es una posibilidad. "Todo lo que ha dicho ha sido una sarta de mentiras", ha añadido el portavoz de la familia Mariano Navarro. "Nos queda simplemente que tenga la valentía de declarar algo".
Entretanto, a través de la ‘Plataforma por Marta Calvo Burón’, promueven -junto a Juan Carlos Quer- una iniciativa para conseguir que la prisión permanente revisable se amplíe para que se aplique en dos nuevos supuestos: cuando el autor de un asesinato sea reincidente y/o haya ocultación del cadáver de la víctima.