¡Un plato donde la cuchara es la protagonista! Aunque ahora que lo pienso, hay quien usa el tenedor antes para pinchar las patatas, para gustos los colores en todos los aspectos de la vida. Este es un plato totalmente tradicional en España, y aunque viene bien sobre todo cuando el frío aprieta en la temporada de otoño-invierno, también hay gente que a pesar de que el calor apriete en verano, deciden comerlo.
El estofado de patatas es un plato de cuchara buenísimo que no puede faltar en ningún recetario de comidas caseras. Puedes prepararlo con la carne que gustes y además puedes añadirle las verduras que prefieras, ¡es muy versátil y lo puedes personalizar como más te guste!
Desde Libertad Digital ofrecemos esta receta para aquellos que quieran sorprenderse, sorprender a familia o amigos con sus habilidades culinarias, es un plato sencillo pero que requiere tiempo y paciencia. Es una receta perfecta para ello, por ello lo suyo es que se coja papel y bolígrafo y se tome nota para no perderse nada.
Ingredientes (para dos raciones):
- 10 patatas pequeñas/ medianas
- 500gr de nabo
- seis zanahorias
- 300gr de cebolla
- 200gr de guisantes congelados
- dos tomates
- dos muslos de pollo (100gr)
- seis dientes de ajo
Preparación:
Lo primero que debemos hacer es cortar y pelar las cebollas, las patatas, las zanahorias y los nabos.
Mientras tanto, echamos un chorro de aceite de oliva en una olla y ponemos a dorar los muslos de pollo con las cebollas. En el momento en el que tengamos el pollo listo echamos también los nabos y las zanahorias. También en este paso debemos rallar el ajo e incorporarlo a la olla.
Dejamos cocinar y vamos removiendo de vez en cuando, pasados 20 minutos, añadimos la patata a la olla. Dejamos durante 10 minutos así y, a continuación, echamos agua hasta cubrir los muslos de pollo. En este momento también añadimos los guisantes.
A continuación, bajamos el fuego hasta números muy bajitos y lo dejamos así cociendo durante al menos una hora. Pasado este tiempo iremos subiendo el fuego poco a poco hasta que el estofado consiga la consistencia adecuada. Llegado ese punto, solamente queda servir y disfrutar.