La comida mexicana está muy de moda, sobre todo entre la gente que le gusta el picante. Aunque siempre puedes pedirla o prepararla con menos picante o directamente sin nada. Además es una comida generalmente fácil de preparar y, por ello, es ideal para una reunión con amigos.
Las quesadillas son un plato típico de la gastronomía mexicana a base de queso que se sirve fundido en el interior de una tortilla de trigo o maíz doblada. Existen muchas versiones y los ingredientes pueden variar, dependiendo de la zona. Con el tiempo y el auge de los restaurantes mexicanos y taquerías, se han popularizado y extendido por muchas partes del mundo.
Las quesadillas son perfectas para picar con amigos o para esos días que no hay demasiadas ganas de cocinar. Podemos usar solo una tortilla y doblarla sobre si misma o usar dos tortillas, una de base, el relleno en medio y otra tortilla encima, que después podemos cortar en trozos para que resulte más cómodo compartir. En ese caso se suelen llamar sincronizadas.
Por este motivo, hoy en Libertad Digital preparamos unas ricas y sencillas quesadillas de pollo que también puedes preparar entre semana de manera rápida y es un plato delicioso y nutritivo. En este caso los hemos rellenado con pechuga de pollo pero realmente puedes ponerle casi lo que quieras, carne picada, ternera desmigada, vegetales... lo que desees. Por ello, lo mejor es que cojas papel y bolígrafo y tomes nota.
Ingredientes (para cuatro quesadillas):
- 12 filetes de pollo
- ocho tortillas de trigo 100% integrales
- ocho puñados de mozzarella pizza-roma
- cuatro tomates
Preparación:
Lo primero que debemos hacer es trocear el pollo y el tomate.
A continuación doramos el pollo en una sartén con un poco de aceite, sal y pimienta negra. Las especias pueden ser más o diferentes, eso es totalmente al gusto del consumidor. Cuando tenemos el pollo doradito le añadimos el tomate en dados y mezclamos.
En otra sartén ponemos a calentar la primera tortita y por encima le echamos el pollo con el tomate y queso al gusto. Doblamos y juntamos bien los bordes para que quede sellada, damos la vuelta para que se tueste también por el otro lado. Hacemos así tantas veces como queramos, luego servimos, partimos por la mitad para comer más fácilmente y a disfrutar.